viernes, 30 de marzo de 2012

CAPITULO 73




Poco después de que Peter se marchara del hotel, Lali volvió a su apartamento, aturdida. Benjamín la esperaba.

Benja: Lali, por favor, tenés que decirme qué sucede. ¿Alguien ha hecho daño a tu hija?
Lali: No- murmuró- No lo sé, no puedo decirte nada.
Benja: Sentate- insistió, rodeándola con su brazo- Y contame todo, en pocos minutos Lali le contó la historia- ¿Y Peter te dejó aquí para que sufrieras sola?- preguntó, sorprendido- ¿No tenés idea de lo que le esté pasando a tu propia hija y tienes que confiar en que él la recupere de manos de su ex amante?
Lali: Sí- respondió con impotencia- Peter dijo...
Benja: ¿Y desde cuándo dejas que otra persona dirija tu vida? ¿Acaso no preferirías estar con tu hija y no aquí, sin saber nada?
Lali: ¡Sí!- exclamó, poniéndose de pie- Por supuesto que si.
Benja: Entonces, vámonos. Partiremos de inmediato.
Lali: ¿Los dos?
Benja: Si- dijo, tornándola de la mano- Somos amigos, y los amigos deben ayudarse en las desgracias.

Sólo más tarde, cuando iban en el coche rumbo al sur, hacia la plantación de Peter, Lali se percató de que no había dicho a nadie adonde iba. Sin embargo, no pensó mucho en eso, pues estaba demasiado preocupada por la seguridad de su hija. Viajaron durante varias horas. El coche iba demasiado despacio para el gusto de Lali y en un momento se adormeció. Despertó abruptamente cuando Benjamín le tocó el brazo. Estaba de pie en el suelo, a su lado, el coche se había detenido.

Lali: ¿Por qué nos detenemos?- Benjamín la hizo bajar del coche.
Benja: Necesitas descansar y tenemos que hablar.
Lali: ¡Hablar!- exclamó- Podemos hablar más tarde y no necesito descansar- trató de apartarse de él, pero Benjamín la sostuvo con firmeza.
Benja: Lali, ¿sabes cuánto te amo? ¿Sabías que hace mucho tiempo me enamoré de ti en Inglaterra? Tu tío me ofreció dinero y yo lo acepté, pero me habría casado contigo sin el incentivo del dinero. Eras tan dulce e inocente, tan encantadora...

En su aflicción, Lali no reparó en que se hallaba sola con aquel hombre en medio de un bosque apartado.

Lali: ¡Oh, por todos los cielos, Benjamín! ¿Qué he hecho para que me creas tan imbécil? Nunca me amaste y nunca me amarás. Lo único que quieres es mi dinero, el cual no vas a conseguir. Entonces, ¿por qué no te portas como un buen muchacho, vuelves a tu pobre y bonita casa en Inglaterra y me dejas en paz?

En un abrir y cerrar de ojos, Benjamín la golpeó y la muchacha cayó de espaldas contra el carruaje.

Benja: ¿Cómo te atreves a hablarme así? Mi familia desciende de reyes, mientras que tus antepasados han sido simples mercaderes. El hecho de que tenga que rebajarme a casarme con una mujer como tú, que sabe más de libros contables que de encajes, es...

Mientras Benjamín hablaba, Lali comenzó a recuperarse. Mucho más importante que sus problemas con Benjamín era su preocupación por Jenifer. Aún de rodillas por la caída, acometió contra él y le dio con la cabeza justo entre las piernas. Benjamín quedó doblado en dos por el dolor y Lali aprovechó para escapar.

Echó un vistazo al coche y vio que Benjamín había desenganchado los caballos lo suficiente para que no constituyera un medio rápido de fuga. Se levantó las faldas y echó a correr de regreso al camino. Justo a tiempo, vio una vieja y ruinosa carreta que desaparecía en una curva. Recurrió a todas sus energías para alcanzarla. La conducía un anciano de grandes patillas grises.

Lali: ¡Me persigue un hombre!- le explicó, corriendo a la par de la carreta.
-¿Y debe atraparla?- preguntó el viejo, obviamente divertido por la situación.
Lali: ¡Quiere obligarme a casarme con él, porque quiere mi dinero! ¡Pero yo quiero casarme con un americano!

El patriotismo decidió al hombre. Sin siquiera aminorar la marcha, aferró el brazo de Lali y la subió a la carreta como si no pesara nada. Con otro movimiento rápido la ubicó en la parte trasera y la cubrió por completo con sacos de cereales.

Segundos después apareció Benjamín a caballo, y Lali contuvo el aliento al oír su voz. Por un momento, el viejo fingió ser sordo, y se negó a que Benjamín revisara la carreta, cuando insistió, el hombre desenfundó una pistola. Finalmente admitió a regañadientes haber visto pasar a tres hombres, uno de los cuales llevaba a una mujer bonita, Benjamín partió en medio de una nube de polvo.

-Ya puede salir- dijo el viejo, mientras tomaba el brazo de Lali y la hacía pasar al asiento.

La muchacha se frotó el brazo y contuvo los deseos de pedirle que dejara de tratarla como si fuera uno de sus sacos de cereales. Estornudó varias veces y luego preguntó al hombre si sabía dónde estaba la plantación Lanzani
.
-Es muy lejos, son varios días de viaje.
Lali: No si cambiamos de caballos y viajamos toda la noche. Le pagaré los caballos y todos los gastos- el hombre la observó unos minutos.
-Tal vez podamos hacer algo. La llevaré lo más deprisa posible si me dice por qué la perseguía ese inglés y para qué busca a Peter. ¿O es a León a quien busca?
Lali: Le contaré todo y Peter es mío.
-Señorita, no tendrá tiempo para aburrirse- comentó el viejo, riendo entre dientes y azuzó a los caballos para que se movieran.

En pocos segundos avanzaban por el camino a toda velocidad. Lali se sostenía con ambas manos y los dientes le castañeteaban constantemente. No podía hablar ni contar ninguna historia. Una hora más tarde el viejo detuvo la carreta, se apeó y la ayudó a bajar.

Lali: ¿Qué hace?
-Iremos en bote, la dejaré en la puerta misma de Peter

Caminaron más de un kilómetro hasta llegar a una cabaña y a un muelle, sobre un angosto riacho. El hombre entró a la cabaña y volvió con un saco de lona.

-Vámonos- dijo y la subió a un bote tan ruinoso como la carreta. Una vez que se pusieron en marcha, el viejo dijo- Ahora hable.

Días más tarde, el hombre dejó a Lali en el muelle de la plantación de Peter, donde se despidió de ella y le deseó buena suerte. Era temprano por la mañana y la plantación estaba en silencio mientras Lali corría hacia la casa.

La puerta estaba abierta y Lali subió la escalera rezando por que Peter y Jenifer estuvieran durmiendo en una de las habitaciones. Empezó a abrir una puerta tras otra, maldiciendo a la casa por ser tan grande y hacerle perder tanto tiempo. Lo encontró en el dormitorio, apenas se le veía el cabello por encima de la sábana.

Lali: ¡Peter!- exclamó, corriendo hacia él- ¿Dónde está Jenifer? ¿Está bien? ¿Cómo pudiste dejarme sin saber nada y quedarte aquí, durmiendo tan plácidamente?- preguntó, dándole un fuerte tirón de orejas. El hombre que se incorporó en la cama no era Peter.
León: Dime, ¿qué ha hecho mi hermano ahora?- preguntó con fatiga, frotándose la oreja, pero al mirar a Lali sonrió- Vos debes de ser Lali. Déjame presentar...
Lali: ¿Dónde están Peter y mi hija?- León se puso serio de inmediato.
León: Dime qué ha pasado.
Lali: Belén Chavanne secuestró a nuestra hija y Peter fue tras ella.

Sin darle tiempo a nada, León echó a un lado las mantas que lo cubrían, sin importarle su desnudez y empezó a vestirse

León: Siempre le dije a Peter que Belén era perversa pero él creía deberle algo y siempre la consentía. Ella cree que puede conseguir cualquier cosa en el mundo, que todo le pertenece por derecho. Ven conmigo- dijo, tomándola de la mano.
Lali: Te pareces a Peter-
León: No es momento para insultos- respondió. León la dejó en la puerta de la biblioteca mientras cargaba dos pistolas y se las ponía en el cinturón- ¿Sabes montar? No, Peter dijo que no sabías. Ven, puedes ir delante de mí. Los dos juntos no llegamos a pesar tanto como Peter
.
Si hubiera tenido tiempo y animo, a Lali le habría desagradado mucho el hermano menor de Peter. ¿Cómo podía haber dos hombres tan parecidos? Y en uno o dos años más, León seria tan grande como su hermano.

León: Yo soy León- se presentó, mientras la ayudaba a montar.
Lali: Eso supuse- respondió y de inmediato partieron a todo galope- Al llegar a casa de Belén, León la ayudó a apearse.
León: Entraremos por separado. Recuerda que estaré cerca de ti.

Lali entró por la puerta del frente, en un momento encontró a Belén sentada en la biblioteca.

Belén: Justo a tiempo- dijo, con una sonrisa, pero tenía los ojos enrojecidos- Sos la tercera visita que he tenido esta mañana.
Lali: ¿Dónde está mi hija y dónde está Peter?
Belén: La pequeña y querida Jenifer está durmiendo, igual que su amado padre. Claro que Jenifer despertará, pero Peter, no.
Lali: ¿Qué?- gritó- ¿Qué has hecho con mi familia?.

CONTINUARÁ...

@iamlaliter

Mañana último capitulo!! con final abierto pero lindo!!
Y tambien mañana novedades sobre la proxima novela y cuando
comenzare a publicarla.



jueves, 29 de marzo de 2012

CAPITULO 72





El grito angustiado de Lali se oyó en todo el hotel. Cande, con las manos y el delantal cubiertos de harina, fue la primera en llegar al cuarto de Jenifer. Apoyó un brazo sobre los hombros temblorosos de Lali, la llevó a sentarse en la cama y tomó la nota. Cande levantó la vista y miró a la gente que estaba en la puerta.

Cande: Que alguien vaya a buscar a Peter- ordenó- Díganle que venga aquí de inmediato- Lali se puso de pie, pero Cande la detuvo- ¿Adonde vas?
Lali: Tengo que ver cuánto dinero tengo en la caja fuerte- respondió, aturdida- Sé que no es suficiente. ¿Crees que pueda vender algo en dos días?
Cande: Lali, sentate y espera a Peter. El sabrá cómo conseguir el dinero. Incluso es probable que tenga un poco aquí.

Sin tener conciencia de lo que hacía. Lali volvió a sentarse, aferrando la nota de los secuestradores y uno de los zapatos de Jenifer.

Momentos más tarde Peter irrumpió en la habitación. Al verlo, Lali se levantó de un salto y corrió hacia él.

Lali: ¡Alguien se ha llevado a mi hija! ¿Tenés dinero? ¿Puedes conseguir cincuenta mil dólares? Seguramente puedes conseguir esa suma.
Peter: Espera, déjame ver la nota- dijo, al tiempo que la abrazaba con firmeza. La leyó varias veces antes de levantar la vista.
Lali: Peter, ¿Qué tenemos que hacer para conseguir el dinero?
Peter: Esto no me gusta- murmuró por lo bajo, y se volvió hacia Cande- ¿Pasaste toda la mañana en la cocina?- Cande asintió- ¿Y no oíste nada? ¿Viste algún extraño en el pasillo?- preguntó, señalando con la cabeza hacia el corredor que daba a la cocina y al despacho de Lali.
Cande: A nadie. Nada fuera de lo común.
Peter: Ve a buscar a todo el personal y tráelos aquí al instante- ordenó.
Lali: Peter, por favor, tenemos que empezar a reunir el dinero- Peter se sentó en la cama y atrajo a Lali entre sus rodillas.
Peter: Escúchame, aquí algo anda mal. Hay sólo dos maneras de entrar a tu cuarto: pasando por la cocina o por la puerta trasera. Cande y las cocineras siempre están en ese pasillo que va de la cocina a la despensa, y nadie habría podido salir con Jenifer sin ser visto. Entonces queda la puerta trasera, que sé que siempre tienes cenada con llave. La cerradura no ha sido forzada, de modo que Jenifer debió abrirla desde dentro.
Lali: ¡Pero no puede ser! Ella sabe que no debe hacer eso.
Peter: A eso voy, sólo la abriría a alguien que conociera y en quien confiara, alguien que fuera amigo de la casa. Y ahora, el segundo punto. ¿Quien sabe que podes conseguir cincuenta mil dólares? Nadie en el pueblo me conoce, y hasta ayer yo no sabía que tú tuvieras dinero. Esto significa que alguien sabe mucho más de ti que los residentes de Scarlet Springs.
Lali: ¡Benjamín!- exclamó- El sabe mejor que yo cuánto dinero tengo- en ese momento Cande regresó con el personal, todos venían en silencio y con los ojos dilatados, y tras ellos llegaba Benjamín Amadeo.
Benja: Lali, acabo de enterarme. ¿Hay algo que pueda hacer?

Peter pasó a su lado y comenzó a interrogar al personal, a preguntarles si habían visto algo que les llamara la atención esa mañana, si habían visto a Jenifer con alguien. Mientras pensaban, sin recordar nada, Peter tomó la mano de una criada.

Peter: ¿Qué es esto que tienes en los dedos? ¿De dónde salió?- la muchacha retrocedió, asustada.
-Es tinta, salió de las sábanas de la número doce- Peter se volvió hacia Lali, a la expectativa.
Peter: Es la habitación de Belén- dijo, con pesadumbre. Sin otra palabra, Peter salió del apartamento por la puerta trasera y se encaminó a los establos, y Lali salió tras él. Cuando lo alcanzó, él estaba ensillando un caballo.
Lali: ¿Adonde vas? ¡Peter! ¡Tenemos que conseguir el dinero!- Peter se detuvo el tiempo suficiente para acariciarle la mejilla.
Peter: Belén tiene a Jenifer- dijo, mientras continuaba ensillando al caballo- Sabía que encontraríamos la tinta, y sabe que yo iré tras ella. Eso es lo que busca en realidad. No creo que haga daño a Jenifer.
Lali: ¡Que no lo crees! Tu ramera se ha llevado a mi hija y...- Peter llevó un dedo a los labios de Lali.
Peter: Es también mi hija y si tengo que dar a Belén cada hectárea que poseo, lo haré con tal de recuperar a Jenifer. Ahora quiero que te quedes aquí, porque yo puedo encargarme mejor de esto solo- dijo, y montó.
Lali: ¿Pretendes que me quede aquí a esperar? ¿Cómo sabes dónde está Belén?
Peter: Siempre va a su casa, siempre va adonde puede estar cerca de la memoria de su maldito padre. Tomó las riendas, aplicó un puntapié al caballo y desapareció en medio de una nube de polvo.

Era de madrugada, dos días más tarde, cuando Peter detuvo su caballo frente a la casa de Belén. Había necesitado varios caballos para viajar a la velocidad que les exigía. Desmontó de un salto y entró en la casa dando un portazo. Sabía exactamente dónde encontrar a Margo: en la biblioteca, sentada bajo el retrato de su padre.

Belén: Has tardado un poco más de lo que esperaba- le dijo Belén alegremente al saludarlo.

Su cabello, enmarañado, le llegaba a los hombros, y tenía una mancha oscura en la bata.

Peter: ¿Dónde está?
Belén: Ella está bien- respondió, riendo, a! tiempo que levantaba un vaso de whisky vacío- Ve a verla vos mismo. Rara vez hago daño a los niños. Después ven a beber algo conmigo.

Peter subió los peldaños de dos en dos. En un momento de su vida había visitado con frecuencia la casa Chavanne y la conocía muy bien. Ahora, mientras buscaba a su hija, no prestaba atención a los sitios de las paredes donde antes hubiera retratos ni a las mesas que ahora carecían de ornamentos.

Encontró a Jenifer dormida en la cama que él había utilizado en su niñez. La levantó y la niña abrió los ojos sonrió, dijo "papi" y volvió a dormirse. Seguramente había viajado con Belén toda la noche, y aún tenía en la cara y en la ropa el polvo del camino.

Con cuidado, volvió a dejarla en la cama, besó su frente y volvió a la planta baja. Era hora de hablar con Belén. Ella ni siquiera levantó la vista cuando Peter atravesó la biblioteca y se sirvió una copa ele oporto.

Belén: ¿Por qué?- murmuró- ¿Por qué no te casaste conmigo? Después de todos los años que pasamos juntos... Siempre pensé, y mi padre también pensaba...- la interrumpió el grito de Peter.
Peter: ¡Por eso mismo! ¡Ese maldito padre tuyo! En tu vida amaste sólo a dos personas: a ti misma y Luis Chavanne- se detuvo y levantó su copa en gesto de saludo al retrato ubicado sobre el hogar- Vos nunca lo entendiste, pero tu padre era el embustero más miserable y mezquino que haya existido. Robaba centavos a los niños esclavos. Nunca me importó mucho lo que hacía, pero cada día veía que te parecías más a él. ¿Te acuerdas de cuando empezaste a cobrar a las tejedoras por las lanzaderas rotas?- Belén levantó la vista con desesperación en el rostro.
Belén: El no era así. Era bueno y...- Peter bufó.
Peter: Era bueno contigo y con nadie más.
Belén: Y yo habría sido buena contigo- insistió, suplicante.
Peter: ¡No! Me habrías odiado por no estafar ni robar a todo el inundo. Habrías visto esa actitud como una debilidad de mi parte- Belén tenía la vista clavada en su bebida
Belén: Pero ¿por qué ella? ¿Por qué una rata de alcantarilla como esa inglesa pálida y flacucha? Ni siquiera sabía preparar una taza de té.
Peter: Sabes bien qué no es ninguna rata de alcantarilla, puesto que le pides cincuenta mil dólares de rescate- los ojos de Peter empezaron a obnubilarse al recordar aquella noche en Inglaterra- Deberías haberla visto cuando la conocí, sucia, asustada, vestida sólo con un camisón desgarrado. Pero hablaba como una dama de la mejor cuna. Cada palabra, cada sílaba era tan precisa... Aun cuando llora, habla así.
Belén: ¿Y te casaste con ella por su maldito acento presumido?- dijo con furia. Peter sonrió con aire distante.
Peter: Me casé con ella por la forma en que me mira, me hace sentir el mejor hombre del mundo. Cuando ella está conmigo, puedo hacer cualquier cosa y ha sido un placer verla crecer, ha dejado de ser una chiquilla asustada y se ha convertido en una mujer- su sonrisa se volvió más amplia- Y es toda mía.

Belén arrojó al otro lado de la habitación su vaso vacío, que se estrelló contra la pared, detrás de Peter.

Belén: ¿Acaso pensas que voy a quedarme aquí, escuchando los desvaríos que decís de otra mujer?- el rostro de Peter se endureció.
Peter: No tenés que escucharme si no queres. Iré a buscar a mi hija y la llevaré a casa- al pie de la escalera se volvió hacia Belén- Te conozco bien, sé que es por lo que te enseñó tu padre que intentaste conseguir lo que querías de esta manera absurda. Esta vez no te denunciaré, porque Jenifer está ilesa. Pero si vuelves a...- se detuvo y se frotó los ojos. De pronto tuvo mucho sueño y al subir la escalera, parecía un borracho.

CONTINUARÁ...

miércoles, 28 de marzo de 2012

CAPITULO 71



CAPITULO 71

Lali: Peter- murmuró, acariciando la pierna de Peter con la suya. El sol del amanecer daba un tono dorado a su piel.
Peter: No empieces otra vez- le advirtió- Anoche casi me dejaste agotado.
Lali: Pues no parece que se te haya agotado todo- replicó, riendo, le besó el cuello y se movió contra él.
Peter: Será mejor que te comportes, si no quieres dar un mal ejemplo a tu hija. Buenos días, cariño- saludó. Lali se apartó justo a tiempo, pues Jenifer dio un salto y aterrizó sobre la panza de Peter.
Jeni: ¡Has vuelto, papi!- exclamó- ¿.Puedo montar a mi pony hoy? ¿Podemos ir al circo otra vez? ¿Me enseñarás a caminar por la cuerda?
Peter: En lugar del circo, ¿qué te parece ir a casa conmigo? No tengo un elefante, pero sí muchos otros animales y un hermano.
Jeni: ¿Cuándo podemos ir?- preguntó Jenifer a su madre.
Lali: ¿En dos días?- sugirió Lali, mirando a Peter- Tengo mucho que hacer.
Peter: Ahora, mi amor, ve a la cocina a desayunar. Nosotros bajaremos en un momento. Quiero hablar con tu madre.
Lali: ¿Hablar?- preguntó cuando quedaron a solas, frotándose contra él- Me gustan mucho nuestras "conversaciones"- Peter la apartó de sí delicadamente y con seriedad en los ojos.
Peter: Hablaba en serio, cuando dije que quería hablar contigo. Quiero saber quién sos y qué hacías en camisón en el puerto de Liverpool la noche que te encontré.
Lali: Preferiría hablar de eso en otra ocasión- respondió, con toda la ligereza que pudo demostrar- Tengo mucho que hacer- Peter la atrajo hacia sí.
Peter: Escúchame, sé que lo que te ocurrió es muy doloroso. No he insistido en eso desde que salimos de Inglaterra, pero ahora estoy aquí, y estás a salvo. No dejaré que nada ni nadie te haga daño, y quiero saberlo todo sobre ti.

Pasaron varios minutos hasta que Lali pudo hablar. Contra su voluntad, comenzó a recordar aquella noche en que había conocido a Peter y su vida anterior. Durante años había sido libre, había conocido a otras personas, había visto cómo vivían y ahora veía la prisión en que había pasado su niñez.

Lali: Crecí con una falta absoluta de libertad- comenzó, al principio sin emoción, pero al pensar en la manera en que la habían tratado en su niñez, se puso más y más furiosa.

Peter no la apresuró en ningún momento, sólo la abrazaba, la protegía con sus brazos y su cuerpo, mientras ella relataba toda su historia. Pasó un largo rato hasta que llegó a la noche en que había oído la conspiración de Benjamín y su tío. Peter no dijo una palabra, pero sus brazos la aferraron con más fuerza.

Lali prosiguió relatando a Peter lo que sentía entonces por él, cómo la asustaba y, al mismo tiempo, cómo ella se aferraba a él, oscilando entre su necesidad de demostrar su propio valor y su deseo de ampararse en la fuerza de él. Le contó todo lo que había sentido en la plantación y rió un poco de aquella muchachita asustada, temerosa de dar órdenes a sus propios sirvientes.

Terminó con la historia de cómo lo había abandonado, de los rastros que había dejado, de lo mucho que había llorado al ver que él no la buscaba.

Peter: Yo podría haberte ayudado en casa- dijo cuando Lali concluyó- Pero sabía que te habría molestado. El día que vino Belén, cuando te quemaste la mano, tuve ganas de matar a Malvina- Lali lo miró.
Lali: No tenía idea de que te hubieras enterado de eso.
Peter: Estoy al tanto de la mayoría de lo que ocurre en mi plantación, sinceramente, no sabía cómo ayudarte. Sabía que tenías que aprender a ayudarte a ti misma.
Lali: ¿Siempre tienes razón, mi adorado esposo?- preguntó, acariciándole la cara.
Peter: Siempre y espero que lo recuerdes y que, de ahora en adelante, me obedezcas en todo- Lali le dirigió su sonrisa más dulce
Lali: Pienso contradecirte todo el tiempo. Cada vez que me des una orden, yo...

Se interrumpió cuando Peter la besó con fuerza. Luego se alejó para que se levantara.

Peter: Levántate, vestite y ve a ver que Cande para que prepare suficiente comida para mi desayuno- recibió una almohada en la cara.
Lali: Acabo de decirte que soy rica y ni siquiera haces un solo comentario. A muchos hombres les gustaría tener mi dinero entre las manos- Peter observó el cuerpo desnudo de Lali y sonrió lentamente.
Peter: Estoy mirando lo que me gusta tener entre las manos. En cuanto a tu dinero, puedes pagar ese circo que querías, y lo que quede, puedes dárselo a nuestros hijos.
Lali: ¿El circo que yo quería?- exclamó- Todo eso fue idea tuya.
Peter: Vos querías que te cortejara
Lali: ¡Precisamente! ¡Tu forma de cortejar fue la más exagerada, torpe e inepta que haya visto! Cualquier inglés lo habría hecho mejor- sin alterarse, Peter se recostó sobre la almohada.
Peter: Pero conseguí que vinieras a esta habitación con una bata transparente, casi rogándome que te hiciera el amor, de modo que, aparentemente, no he estado tan mal- Lali quedó boquiabierta un momento, y luego se echó a reír mientras se vestía.
Lali: Sos insufrible. ¿Te traigo el desayuno a la cama, o prefieres un comedor privado?
Peter: Así habla una buena chica, trata de seguir así, creo que comeré en la cocina, sólo asegúrate de que haya mucha comida.

Lali salió de la habitación, riendo aún y Peter se preguntó cómo tendría que pagar aquel último comentario. Pero, hiciera lo que hiciera Lali, la vida con ella sería maravillosa. Ella valía todo el dolor que había tenido en los últimos años. Lentamente, satisfecho, comenzó a vestirse.

Ese día, la mayoría de la gente del pueblo pasó por el hotel para felicitar a Lali por su futura boda y para despedirse de ella, pues sabían que se marcharía muy pronto. Al contrario de lo que pensaba Belén, nadie pensaba que Peter fuera un tonto. A las mujeres les parecía maravillosamente romántico, y a los hombres les agradaba la manera en que buscaba lo que quería.

A media mañana, Lali estaba enterrada hasta las orejas de trabajo. Una criada se quejó de que había encontrado una mancha de tinta de un color extraño en un juego de sábanas y todos parecían quejarse por una cosa u otra. O quizá fuera la imaginación de Lali, provocada por la tristeza que le causaba marcharse del hotel que había construido con Cande.

Peter: Estás triste, ¿verdad?- le preguntó, acercándose desde atrás.

Lali aún no se había acostumbrado a la aguda percepción de aquel hombre. Antes no se había percatado de que tuviera tanta conciencia de sus necesidades y sus problemas, y ahora la asombraba su sensibilidad.

Peter: Te sentirás mejor cuando llegues a casa, lo que necesitas es un nuevo desafío.
Lali: ¿Y qué pasará cuando aprenda todo lo que hay que saber sobre el manejo de una plantación?- le preguntó, volviéndose hacia él.
Peter: Eso no sucederá nunca, porque la plantación me incluye a mí, y nunca lo aprenderás todo sobre mí. Ahora bien, ¿dónde está mi hija?
Lali: Por lo general, a esta hora está con Cande. No me fijé porque pensé que vos estabas con ella- pensó un momento y luego sonrió- ¿Dónde está el pony que le compraste? Donde esté, allí estará Jenifer.
Peter: Ya miré en el establo pero no está allí, y Cande no la ha visto en toda la mañana.
Lali: ¿Ni siquiera para el desayuno?- preguntó, con el ceño fruncido- ¡Peter!- exclamó, alarmada.
Peter: Espera un minuto- la tranquilizó- No te alteres. Quizá fue a la casa de alguna amiguita.
Lali: Pero ella siempre me dice adonde va... ¡siempre! Es la única manera en que puedo saber dónde está mientras trabajo.
Peter: Está bien, vos buscala en el hotel y yo la buscaré por el pueblo. En un momento la encontraremos, ¡Ahora ve!- agregó, riendo.

Lo primero que se le ocurrió a Lali fue que tal vez la excitación del día anterior le había provocado dolor de estómago y habría vuelto a acostarse y olvidado decir a nadie adonde iría. Con sigilo, Lali atravesó su dormitorio y abrió la puerta de su hija. Esperaba verla dormida en la cama, de modo que al principio no entendió el desorden de la habitación. Había ropa por todas partes, cajones abiertos, las sábanas estaban medio arrancadas de la cama y los zapatos estaban esparcidos por el suelo y sobre la cama.

Lali: ¡Ha estado haciendo el equipaje!- dijo en voz alta, aliviada.

Cuando se arrodilló para recoger un zapato, vio la nota sobre la almohada. ‘No devolverían a Jenifer a menos que colocaran cincuenta mil dólares al pie del viejo pozo que estaba al sur del pueblo, en un plazo de dos días’.

 CONTINUARÁ...

Faltan 3 capitulos para el final.

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lunes, 26 de marzo de 2012

CAPITULO 70




CAPITULO 70

Lali sabía que nunca lograría llegar a su cuarto antes que Peter, de modo que probó la tercera puerta antes de la suya: la de la habitación de Benjamín.

Peter logró aferrar la capa de Lali justo cuando ella entraba, y se quedó con la capa en la mano mientras oía girar la llave en la cerradura.

Benjamín: ¿Lali?- dijo, con los ojos dilatados, mientras encendía una vela, se ponía los pantalones con prisa y se levantaba, todo al mismo tiempo- Pareces aterrada- con los ojos muy abiertos, Lali se apoyó contra la puerta, agitada.
Lali: Belén y Peter- fue todo lo que pudo decir. Al instante se apartó de la puerta de un salto cuando algo pesado la golpeó. Al siguiente golpe, la bota de Peter atravesó la madera y luego su mano abrió la puerta. Atravesó la habitación en dos grandes zancadas y aferró el brazo de Lali.
Peter: Ya he tenido suficientes juegos, esta vez vas a obedecerme, lo quieras o no.
Benja: ¡Un momento!- intervino, tratando de tomar el brazo de Peter que lo miró de arriba a abajo, lo descartó y se volvió hacia Lali.
Peter: Tenés veinticuatro horas para empacar y después nos marcharemos. Nos casaremos en mi casa- Lali se apartó de él.
Lali: ¿Y Belén estará en nuestra boda? ¿O acaso prefieres pasar con ella nuestra noche de bodas?
Peter: Cuando lleguemos a casa podrás tener todos los ataques de celos que quieras pero ya estoy harto de caminar por la cuerda floja y de buscar todas esas malditas rosas que vos pareces necesitar, y no pienso seguir tolerando esto. Si es necesario, te encadenaré a mi cama, pero que no te quepa duda de que vos y mi hija irán a vivir conmigo- se aplacó un poco- Lali, he hecho todo lo que pude para demostrarte que te amo y que vos me amas. ¿Aún no lo comprendes?
Lali: ¿Yo?- exclamó- ¿Que yo te amo? Yo nunca lo he dudado. Eras vos quien estaba inseguro, nunca me amaste. La primera vez tuviste que casarte conmigo. Tuviste que...- se detuvo y miró a Peter, incrédula.

Peter trastabilló hacia atrás y sus manos cayeron a sus lados, inertes. A ciegas, pálido, buscó a tientas un punto de apoyo. Pareció envejecer diez años en un segundo al dejarse caer pesadamente sobre una silla.

Peter: ¿Que tuve que casarme contigo?- murmuró, con voz débil y ronca- ¿Que estaba inseguro? ¿Que nunca te amé?

Por un momento hundió la cara entre las manos y cuando volvió a mirarla, sus ojos estaban enrojecidos.

Peter: Te amo desde el primer día en que te vi- dijo en voz baja- ¿Por qué, si no, me habría importado lo que te ocurriera? Eras tan joven y estabas tan asustada... y yo tenía miedo de perderte- su voz cobró fuerza- ¿Por qué diablos habría arriesgado mi vida a bordo de ese barco para salvar a ese chico, Dalmau, que tanto te agradaba? ¿Sabes cuántas ganas tenía de arrojarlo por la borda? Pero no lo hice porque vos lo querías. Y dices que nunca te ame...- se puso de pie, empezaba a enfadarse- Y te advierto, no tuve la obligación de casarme contigo, lo hice porque te amo
Lali: Pero dijiste que siempre te casabas con la madre de tus hijos. Yo pensé...- dijo, entre lágrimas. Peter levantó las manos con exasperación.
Peter: Estabas asustada y furiosa, ni siquiera sabías que ibas atener un bebé. ¿Qué debía decir yo?
Lali: Vos... podrías haber dicho que me amabas- Peter se serenó.
Peter: Juré ante testigos que te amaría por el resto de mi vida. ¿Qué más podía hacer?- Lali  miro las manos.
Lali: Nunca me has propuesto matrimonio... personalmente.
Peter: ¿Que nunca te propuse matrimonio? ¡Maldición, Lali! ¿Qué mas queres de mí? He hecho el ridículo delante de todo un estado, y vos decís que...- se interrumpió. Se arrodilló ante ella y juntó las manos- Lali, ¿queres casarte conmigo? Por favor. Te amo más que a mi propia vida. Por favor, cásate conmigo- Lali apoyó una mano en el mentón de Peter.
Lali: ¿Y Belén?- susurró. Peter apretó los dientes, pero respondió:
Peter: Podría haberme casado con ella hace años, pero nunca he querido hacerlo.
Lali: ¿Por qué no me lo dijiste?
Peter: ¿Por qué no lo entendiste sin que te lo dijera?- replicó- Te amo. ¿Te casarás conmigo?
Lali: ¡Sí!- exclamó y lo abrazó- Me casaré contigo para siempre.

Ninguno de los dos tenía conciencia de lo que ocurría a su alrededor, y se sorprendieron cuando oyeron los aplausos. Lali hundió la cara en el cuello de Peter.

Lali: ¿Hay mucha gente?- preguntó, con temor.
Peter: Temo que sí, supongo que oyeron cuando me cerraste la puerta.

Lali ni siquiera se molestó en corregirlo, en decirle que el ruido lo había producido su bota al hacer pedazos la puerta y no ella al girar la llave.

Lali: ¿Queres sacarme de aquí?- susurró- No creo que pueda mirarles a la cara.

Triunfante, Peter se puso de pie con Lali en sus brazos y se dirigió a la puerta. La gente del pueblo, e incluso los huéspedes del hotel, varios de los cuales habían prolongado su estancia al llegar la primera rosa de Peter, se sentían involucrados en aquel romance y habían llegado corriendo al primer estallido de madera. Las mujeres, con gruesas batas y rizadores en el cabello, lanzaron un profundo suspiro mientras Peter se llevaba a Lali.

-Sabía que tendría un final feliz- dijo una de ellas- ¿Cómo ha podido rechazarlo?
-Mi esposa nunca me creerá cuando se lo cuente- dijo un hombre- Tal vez me perdone por volver tres días más tarde.
-Sos un tonto si cuentas esto a tu esposa- bufó otro- Deberíamos hacer un pacto y guardar el secreto, o todas las mujeres del país esperarán que las cortejemos así. Yo, por mi parte, no pienso caminar por ninguna cuerda, por ninguna mujer del mundo. Le diré a mi esposa que pasé estos tres días con otra mujer, me traerá menos problemas- concluyó, y se volvió hacia el dormitorio de hombres.

A la larga, la gente decidió volver a la cama, y se sobresaltaron cuando Benjamín cerró de un golpe lo que quedaba de su puerta. Durante varios minutos, Benjamín no dejó de maldecir a América, a los americanos y a las mujeres en general. Esos dos lo habían ignorado, diciéndose mentiras de enamorados como si él ni siquiera estuviera en la habitación. Al recordar todo el dinero que había gastado en su búsqueda de Lali y en cortejarla, comenzó a ponerse más y más furioso. Sin embargo, ella aceptaba a un animal que derribaba puertas, a un imbécil a quien todos consideraban un tonto. ¡Esa mujer estaba loca!

Y le pertenecía a él, a Benjamín Amadeo. Se había tomado mucho trabajo para conseguir su dinero y no pensaba darse por vencido sin más ni más. De prisa, se puso una bata y fue en busca de Belén. Sabía que ella no tomaría a la ligera aquella humillación pública. Tal vez los dos podrían planear algo.

CONTINUARÁ...

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QUEDAN 4 CAPITULOS Y NO HAY EPILOGO :)

CAPITULO 69




CAPITULO 69

La única respuesta fue un gemido, aunque Lali no supo si se debía a la pregunta o a los músculos doloridos.

Peter: Déjalo- dijo cuando Lali comenzó a recoger los platos- Más tarde vendrá alguien a recoger todo.
Se encaminaron hacia el coche.

Lali: ¿A cuántas personas contrataste en estos días? ¿Y cómo abriste mi caja fuerte?- sin contemplaciones, Peter la levantó y la depositó sobre el asiento.
Peter: Un hombre debe tener sus secretos, te lo contaré cuando cumplamos cincuenta años de casados. Reuniremos a nuestros doce hijos y les contaremos la historia de la declaración más emprendedora, creativa y romántica del mundo.

¿Y les hablaremos del abono de elefante?, pensó Lali, pero no dijo nada, y se pusieron en marcha hacia el pueblo.

Al llegar a la puerta de Lali, Peter bostezó, le besó la mano y se dirigió a lo que Lali supuso que sería su habitación. Estupefacta, perpleja, Lali se quedó de pie junto a su cama, mirando la puerta cerrada.
Después de todo lo que le había hecho pasar, después de todas aquellas proposiciones de matrimonio, la había llevado de picnic a la luz de la luna, sin mencionar en ningún momento el matrimonio y hablando de abono de elefante, y la había dejado en su dormitorio sin siquiera un beso de buenas noches. En toda la noche no la había tocado, ni siquiera parecía consciente de su cercanía ni de que ella lo deseaba tanto. Claro que ella había disimulado bien sus sentimientos, lo sabía, pero él también debía de sentir al menos algo de pasión o cierto deseo. Quizá para él fuera suficiente hacer el amor una vez cada cuatro años. Después de todo, Peter ya tendría unos treinta ya. Tal vez a esa edad los hombres... Lali comenzó a desvestirse. Cuando se había puesto el vestido, había imaginado a Peter quitándoselo. Tal vez él no quería casarse con una impúdica. ¡Si! ¡Eso tenía que ser! El siempre había pensado que estaban casados y sabiendo que no lo estaban... No. tampoco estaban casados lodo el tiempo que pasaron en el barco.

Se sentó en la cama y se quitó los zapatos y las medias. Tal vez Peter sólo estaba cansado, tal como había dicho y no tenía energías para dedicarse a ella esa noche. Se puso un sencillo camisón de algodón, pasó a ver a su hija, que dormía, y se acostó en su enorme cama, fría y vacía.

Una hora más tarde seguía despierta y sabía que esa noche no podría dormir, no mientras ella estuviera en una cama y Peter en otra.

Lali: ¡Al diablo con su cansancio!- exclamó en voz alta al tiempo que echaba a un lado las mantas.

En su guardarropa tenía algo que nunca había usado, un regalo de Cande. Era una bata de seda blanca, suave, casi transparente y tan escotada que dejaba poco librado a la imaginación. La pechera consistía en muy pocos centímetros de tela sobre una cinta de raso blanco y esos pocos centímetros eran tan ceñidos que hacían resaltar los pechos de Lali por encima de la tela.

Lali: Estará cansado, pero dudo de que esté muerto- dijo, sonriendo, al mirarse al espejo. Se puso una capa y subió la escalera hacia el cuarto de Peter.

Peter estaba de pie en el centro de su habitación, sonriendo para sí, con una copa en la mano, cuando Belén entró y dio un portazo. La sonrisa de Peter se esfumó al instante.

Peter: Vete- le ordenó- Lali llegará en cualquier momento.
Belén: ¡Esa ramera!- siseó- ¡Peter, me das asco! ¿Sabes el ridículo que has hecho en los últimos días? Todo el pueblo se ríe de ti. Nunca vieron a un hombre que hiciera tantas tonterías.
Peter: Ya has dicho lo que tenías que decir. Ahora vete- dijo fríamente.
Belén: No he dicho ni la mitad. En los últimos días he formulado muchas preguntas y por lo que he averiguado, ni siquiera sabes quién es esa mujer. ¿Por qué habría de casarse contigo, un tonto y grosero americano? Estás orgulloso de esa plantación que tenés pero ¿sabías que tu pequeña Lali podría comprarla sin mucho esfuerzo?

Esperó para ver cómo tomaba Peter la noticia. Peter ni siquiera parpadeó, sólo la miró con desagrado.

Belén: Ella vale millones y los tendrá la próxima semana. Puede tener a cualquier hombre que desee, ¿por qué habría de casarse con un granjero americano?- Peter seguía sin hablar- Tal vez sí lo sabías, quizás siempre lo supiste y por eso estás dispuesto a hacer tanto el ridículo para conseguirla. Los hombres hacen cualquier cosa para obtener ese dinero- no pudo decir más. Peter la tomó por el brazo y la hizo echa hacia la puerta.
Peter: Vete- le ordenó, con voz grave- Y ruega que nunca vuelva a verte- agregó, y la empujó hacia afuera. Belén se recuperó casi al instante.
Belén: Peter- le rogó, arrojándose sobre él y abrazándolo-  ¿No sabes cuánto te amo? Siempre te amé, desde que éramos niños. Siempre has sido mío. Desde que la trajiste a casa y dijiste que era tu esposa, morí un poco cada día. Y ahora esto... toda esta estupidez por ella, y no entiendo por qué. Ella nunca te ha querido. Te abandonó, pera yo siempre he estado contigo, siempre cerca cuando me necesitabas. No puedo competir con su dinero pero puedo darte amor si me dejas. Abre los ojos, Peter y mirame. Ve cuánto te amo- Peter apartó de si los brazos de Belén y la mantuvo a distancia.
Peter: Nunca me amaste, lo único que querías era mi plantación. Hace años que sé que estás endeudada. Te he ayudado muchas veces, pero no te ayudaré al punto de casarme contigo.

Lo dijo en tono suave y era obvio que no le agradaba verla desintegrarse de esa manera. Cuando Lali abrió la puerta en silencio, esperando ver a Peter dormido y acostarse con él, lo vio con Belén, mirándola con ternura, giró sobre sus talones y echó a correr. Peter dejó caer a Belén y salió tras Lali.

 CONTINUARÁ..

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