CAPITULO 60

CAPITULO 60

Lali: Por supuesto. Ven a mi despacho- una vez allí, Lali cerró la puerta y se volvió hacia él- Parece que tienes algo importante que decirme- Benjamín se dejó caer sobre una silla y la miró.

Benja: Averigüé algunos asuntos.

Lali: Debe de haber sido un asunto muy urgente- supuso, mientras le servía un trago- Supongo que tiene que ver conmigo y con el dinero de mi padre.

Benja: Sí, o al menos con el testamento de tu padre. Había una copia archivada en la oficina de un abogado. Yo la mandé hacer y la envié a Norteamérica hace un tiempo, por si te encontraba aquí. Creía estar seguro de un punto del testamento, pero fui a para confirmarlo. Tengo aquí una carta- dijo, al tiempo que sacaba un sobre del bolsillo interior de su chaqueta. Lali lo tomó y lo sostuvo un momento

Lali: Tal vez puedas decirme lo que dice.

Benja: Tus padres murieron cuando eras muy pequeña, y quizá tú no lo recuerdes, pero en aquel tiempo el hermano de tu padre aún vivía. Él iba a ser tu tutor y de hecho, pasaste unos meses con él, pero murió poco después que tus padres.

Lali: Yo sólo recuerdo al tío Barto

Benja: Sí, era el único familiar que te quedaba, de modo que el albacea del testamento, que es el banco de tus padres, le puso a su cuidado. Claro que no sabían qué ciase de hombre era Bartolomé. Cuando se redactó el testamento, tus padres pensaron que estarías a salvo con el hermano de tu padre.

Lali: Benjamín, por favor, ve al grano

Benja: Lo que quiero decirte, querida, es que no podías casarte sin el permiso de tu tutor. Tal vez ellos no querían que te casaras con un cazafortunas: o quizá no querían que pasara lo que a ellos, pues la familia de tu madre los dejó sin un centavo.

Lali: ¿Eso es todo? Tiene que haber algo más

Benja: Lali no lo entiendes. Te casaste con Peter Lanzani sin el permiso escrito de tu tutor, y tenías apenas diecisiete años.

Lali: ¿Diecisiete? No, había cumplido los dieciocho hacía varios meses.

Benja: En la carta figura tu verdadera fecha de nacimiento. Tu tío cambió la fecha para poder casarte antes y obtener el dinero- estupefacta, Lali se apoyó en el escritorio- ¿Dices que mi matrimonio con Peter no es válido?

Benja: Carece totalmente dé validez. Eras menor de edad y no tenías el permiso de tu tutor. No estás, ni has estado nunca, casada con nadie, señorita Esposito

Lali: ¿Y Jenifer?

Benja: Lamento decir que es ilegítima: Claro que, si volvieras a casarte, tu esposo podría adoptarla.

Lali: No creo que a Peter le agradara la idea de que otro adoptara a su hija- murmuró.

Benja: ¡AI diablo con Peter!- exclamó, al tiempo que se levantaba de un salto y se acercaba a ella- Hace años que quiero casarme conmigo y que te amo. No puedes culparme por haber rehuido a una chiquilla de diecisiete años. Supongo que por instinto presentía que no estabas lista, y no puedes culparme por no querer casarme con una criatura. Al menos, yo no te llevé a mi cama por la fuerza, como ese hombre que es el padre de Jenifer- se interrumpió y la tomó de la mano- Cásate conmigo, Lali. Seré un esposo bueno y fiel. ¿Acaso no te he amado el tiempo suficiente? Y seré un buen padre para Jenifer.

Lali: Por favor, Benjamín- pidió, apartándose de él- Debo pensar en esto. Ha sido una gran sorpresa enterarme que durante años he vivido en pecado con un hombre. Y esto podría hacer mucho daño a Jenifer.

Benja: Por eso mismo...- comenzó a replicar pero Lali levantó una mano y lo interrumpió.

Lali: Necesito estar sola y pensar en esto. Y vos- agregó sonriendo- necesitas un baño y un rato de descanso.

Pasaron varios minutos hasta que Benjamín se marchó y Lali quedó sola al fin para leer los documentos. Media hora después, cuando terminó, Lali sonreía. Era verdad que nunca había estado casada con Peter. ¡Qué furioso se pondría cuando lo supiera! Por primera vez en años se dejó llevar por una de sus ensoñaciones e imaginó la reacción de Peter cuando le dijera que no tenía ningún poder sobre ella y que, legalmente, Jenifer no era su hija. Por una vez en su vida vencería a Peter Lanzani. Sería una experiencia maravillosa.

En cuanto a la proposición de Benjamín, la descartó. Aquel tonto pensaba que Lali realmente creía en sus declaraciones de amor. Quería casarse con ella antes de que cumpliera los veintitrés años, pues entonces ella heredaría la fortuna de sus padres. Pronto le haría entender que ella estaba decidida a hacer su propia vida.

Con una sonrisa, se dispuso a escribir una nota para Peter, en la cual lo invitaba a acompañarla en una cena íntima esa noche. El comedor privado estaba preparado con altos y tragantes candelabros, cristalería vienesa, servicio de mesa francés y platería inglesa. El vino era alemán y la comida, americana.

Peter: Me alegra que hayas vuelto a tus cabales- dijo, mientras untaba un bizcocho con mantequilla- Jeniler estará mucho mejor si tiene amigos en lugar de todos estos extraños. ¿Siempre le permitiste andar a su antojo por aquí? No me parece correcto que una criatura juegue en los pasillos de un hotel.

Lali: Y vos tenés tanta experiencia con los niños que, por supuesto, sabes muy bien lo que es bueno para ellos- replicó. Peter se encogió de hombros

Peter: Sé lo suficiente para estar seguro de que hay mejores sitios que éste para una criatura. En mi casa podrías pasar más tiempo con Jennifer y...- sonrió- con nuestros otros hijos.

Lali: Peter- comenzó, pero él la interrumpió

Peter: No puedo decirte cuanto me alivia que al fin hayas vuelto a tus cabales. Aunque, en realidad, supuse que pelearías más. Has crecido más de lo que pensé.

Lali: ¿Qué?- exclamó, atragantándose con el vino- ¿Que al fin volví a mis cabales? ¿Que he crecido? ¿De qué hablas?- Peter la tomó de la mano, le acarició los dedos y habló con voz profunda, grave.

Peter: Esta cena no es una gran sorpresa para mí, porque sabía lo que querías decirme- le besó los dedos- Quiero que sepas que comprendo lo difícil que ha sido para ti tomar esta decisión, y nunca lo usaré en tu contra. Has sido muy valiente y generosa al aceptar volver conmigo. Tal vez desees quedarte en tu pueblito un tiempo más, pero Jennifer necesita algo más que estar rodeada de extraños. Necesita un hogar, lo cual yo, por supuesto, puedo darle- volvió a besarle los dedos- Has tomado una decisión muy sensata- Lali aspiró profundamente para calmarse, bebió un poco de vino y le sonrió.

Lali: ¡Sos un granjero vanidoso!- dijo, en tono amistoso- No tengo intenciones de regresar a tu casa y mi "pueblito", como lo llamas vos, es un hogar para mi hija- a pesar de sus buenas intenciones, comenzó a levantar la voz- No te he invitado aquí para decirte que volvería contigo, como supusiste con tu típica arrogancia, sino para informarte que no estoy casada contigo, ni nunca lo he estado.

 CONTINUARÁ...

@iamlaliter

nos leemos mañana

Firmeen :)