jueves, 1 de marzo de 2012

CAPITULO 52




CAPITULO 52

Benjamin Amadeo bajó de la diligencia en el floreciente pueblo de Scarlet Springs. Se sacudió el polvo del camino, acomodó el cuello de terciopelo azul de su chaqueta y tiró de su puño de encaje.

-¿Es aquí donde baja, señor?- le preguntó el cochero desde atrás.

Benjamin no se molestó en mirar al cochero, simplemente asintió. Segundos más tarde, dio media vuelta al oír que sus dos grandes baúles eran arrojados al suelo desde el techo de la diligencia. Con una amplia sonrisa, él cochero lo miró con aire inocente.

-¿Quiere que se las lleve a la posada?- preguntó un hombre fornido.

Nuevamente asintió con frialdad, ignoraba lo mejor que podía a toda la raza americana. Cuando se alejó la diligencia, Benjamin vio por primera vez la Posada del Delfín Plateado. Tenía tres plantas y media, con galerías dobles al frente y altas columnas blancas que llegaban al techo empinado. Benjamin arrojó al joven una moneda y decidió dar un paseo por la ciudad.

Aquí hay dinero en alguna parle, pensó al observar los edificios limpios y espaciosos. AI frente a la posada había una imprenta, un consultorio medico, un abogado. Cerca de allí había una herrería, un amplio almacén, una escuela y al otro extremo del pueblo, una iglesia alta y bien conservada. Todo tenía un aspecto próspero.

Volvió su atención a la posada, era fácil deducir que ese edificio dominaba el pueblo. Al fondo tenía un ala adicional, en una parte más vieja pero bien conservada del edificio. Todas las ventanas estaban limpísimas, todos los postigos, recién pintados, y mientras observaba, mucha gente entraba y salía del próspero establecimiento.

Volvió a sacar de su bolsillo un artículo de un periódico. El artículo afirmaba que una tal señora Mariana Lanzani y Candela Vetrano, una solterona, eran prácticamente dueñas de todo: un pueblo. Al principio, había creído imposible que se tratara de la misma Mariana a quien había buscado durante tantos años, pero envió un hombre a ese pueblo y éste regresó con una descripción que sólo podía corresponder a la Mariana que él conociera.

Nuevamente, pensó en aquella noche, casi cinco años atrás, cuando Bartolomé había echado a su sobrina de su propia casa. La pobre e inocente Mariana nunca había comprendido que la casa Esposito era suya y que, en lugar de vivir de los ingresos de su tío, como dijera Barto aquella noche, quien vivía de los intereses de la fortuna de Lali. Benjamin sonrió y se preguntó si Barto habría imaginado alguna vez quién había puesto sobre aviso a los albaceas de los bienes de Lali acerca de lo que había hecho su tío.

Era una venganza leve pero apropiada por las cosas que dijera Barto sobre él la noche en que los albaceas echaron a Barto de la casa Esposito sin un solo penique. Seis meses más tarde, hallaron a Bartolomé muerto a puñaladas en una taberna portuaria y al fin se completó la venganza de Benjamin.

Con el correr de los meses y los años, Benjamin comenzó a pensar más y más en la fortuna de Lali, depositada en un banco, que crecía a diario gracias al hábil manejo de sus albaceas. Comenzó a buscar una esposa, alguien que tuviera tunero suficiente para mantenerlo a él y a su propiedad pero ninguna joven tenía tanto dinero como Lali Esposito. Las mujeres ricas no querían tener nada que ver con un caballero sin título, sin un penique y con hábitos dudosos.

Después de una infructuosa búsqueda de dos años, Benjamín se convenció de que al plantarlo Lali había arruinado su reputación con las mujeres. Por lo tanto, lo que correspondía hacer era buscarla, casarse con ella y dejar que el dinero reparara su reputación.

Le había llevado un tiempo encontrar a la antigua criada de Lali, que vivía con unos familiares. La anciana sufría el dolor permanente de una mandíbula desencajada, pues Barto le había quebrado el hueso cuando ella trató de responder las preguntas de un americano acerca de una muchacha que había encontrado.

Hablando con gran dificultad y bebiendo constantemente para apagar el dolor, la anciana le provocó tanto asco a Benjamín que el apenas soportaba estar cerca de ella. Sus recuerdos eran inciertos y Benjamin tardó varias horas en averiguar lo que deseaba saber pero partió con cierta idea de dónde debía buscar.

Siguiendo las respuestas que obtenía, pronto averiguó que Lali se había marchado a América. No fue fácil tomar la decisión de seguirla pero supuso que después de varios años en ese país incivilizado, la muchacha estaría ansiosa por volver a Inglaterra.

América era más grande de lo que había imaginado y había algunos puntos aislados de civilización, pero la gente era repugnante. Nunca se atenían a su nivel social, todos se creían miembros de la realeza.

Estaba a punto de volver a Inglaterra cuando vio el pequeño artículo en un periódico. Cuando regresó el hombre a quien contratara para ir a Scarlet Springs, describió a una mujer muy parecida a Lali, aunque no parecía ser la muchacha ingenua que él recordaba.

 CONTINUARÁ...

En un par de capitulos vuelve Peter con todo.

6 comentarios:

  1. Por favor te lo pido de rodillas sube otroo porfaa dale di que si :)

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  2. Llego benjamin a verlaa!! me muerooooooooooo!!!

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  3. Lamentablemente llego el dia menos esperado pero ni modo es lo k tenia k pasar.

    Esa persona vino x ambicion en busca de dinero y sabe bien k de LALI lo puede obtener.

    Bartolome tuvo el final k se merecia x todo el daño k le hizo a LALI.

    MUY BUENOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

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  4. hayy diosss q se creee benjamin dios!! q boludooo
    masss noveee
    y peter nunca la encontro!!??
    mass noveee

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  5. anda que el susto que va a pillar Lali cuando vea a Benjamin... pero ya no es la misma y lo va a poner en su sitio

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  6. odio a Benjamin!! menos mal que lali es fuerte!! y se va a vengar de el!!! me encanta! voy a por el proximo!

    besos

    faty***

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