CAPITULO 52
Benjamin
Amadeo bajó de la diligencia en el floreciente pueblo de Scarlet Springs. Se
sacudió el polvo del camino, acomodó el cuello de terciopelo azul de su
chaqueta y tiró de su puño de encaje.
-¿Es
aquí donde baja, señor?- le preguntó el cochero desde atrás.
Benjamin
no se molestó en mirar al cochero, simplemente asintió. Segundos más tarde, dio
media vuelta al oír que sus dos grandes baúles eran arrojados al suelo desde el
techo de la diligencia. Con una amplia sonrisa, él cochero lo miró con aire
inocente.
-¿Quiere
que se las lleve a la posada?- preguntó un hombre fornido.
Nuevamente
asintió con frialdad, ignoraba lo mejor que podía a toda la raza americana.
Cuando se alejó la diligencia, Benjamin vio por primera vez la Posada del
Delfín Plateado. Tenía tres plantas y media, con galerías dobles al frente y
altas columnas blancas que llegaban al techo empinado. Benjamin arrojó al joven
una moneda y decidió dar un paseo por la ciudad.
Aquí
hay dinero en alguna parle, pensó al observar los edificios limpios y
espaciosos. AI frente a la posada había una imprenta, un consultorio medico, un
abogado. Cerca de allí había una herrería, un amplio almacén, una escuela y al
otro extremo del pueblo, una iglesia alta y bien conservada. Todo tenía un
aspecto próspero.
Volvió
su atención a la posada, era fácil deducir que ese edificio dominaba el pueblo.
Al fondo tenía un ala adicional, en una parte más vieja pero bien conservada
del edificio. Todas las ventanas estaban limpísimas, todos los postigos, recién
pintados, y mientras observaba, mucha gente entraba y salía del próspero establecimiento.
Volvió
a sacar de su bolsillo un artículo de un periódico. El artículo afirmaba que
una tal señora Mariana Lanzani y Candela Vetrano, una solterona, eran
prácticamente dueñas de todo: un pueblo. Al principio, había creído imposible
que se tratara de la misma Mariana a quien había buscado durante tantos años,
pero envió un hombre a ese pueblo y éste regresó con una descripción que sólo
podía corresponder a la Mariana que él conociera.
Nuevamente,
pensó en aquella noche, casi cinco años atrás, cuando Bartolomé había echado a
su sobrina de su propia casa. La pobre e inocente Mariana nunca había comprendido
que la casa Esposito era suya y que, en lugar de vivir de los ingresos de su
tío, como dijera Barto aquella noche, quien vivía de los intereses de la
fortuna de Lali. Benjamin sonrió y se preguntó si Barto habría imaginado alguna
vez quién había puesto sobre aviso a los albaceas de los bienes de Lali acerca
de lo que había hecho su tío.
Era
una venganza leve pero apropiada por las cosas que dijera Barto sobre él la noche
en que los albaceas echaron a Barto de la casa Esposito sin un solo penique.
Seis meses más tarde, hallaron a Bartolomé muerto a puñaladas en una taberna
portuaria y al fin se completó la venganza de Benjamin.
Con
el correr de los meses y los años, Benjamin comenzó a pensar más y más en la
fortuna de Lali, depositada en un banco, que crecía a diario gracias al hábil
manejo de sus albaceas. Comenzó a buscar una esposa, alguien que tuviera tunero
suficiente para mantenerlo a él y a su propiedad pero ninguna joven tenía tanto
dinero como Lali Esposito. Las mujeres ricas no querían tener nada que ver con
un caballero sin título, sin un penique y con hábitos dudosos.
Después
de una infructuosa búsqueda de dos años, Benjamín se convenció de que al
plantarlo Lali había arruinado su reputación con las mujeres. Por lo tanto, lo
que correspondía hacer era buscarla, casarse con ella y dejar que el dinero
reparara su reputación.
Le
había llevado un tiempo encontrar a la antigua criada de Lali, que vivía con
unos familiares. La anciana sufría el dolor permanente de una mandíbula
desencajada, pues Barto le había quebrado el hueso cuando ella trató de
responder las preguntas de un americano acerca de una muchacha que había
encontrado.
Hablando
con gran dificultad y bebiendo constantemente para apagar el dolor, la anciana
le provocó tanto asco a Benjamín que el apenas soportaba estar cerca de ella.
Sus recuerdos eran inciertos y Benjamin tardó varias horas en averiguar lo que
deseaba saber pero partió con cierta idea de dónde debía buscar.
Siguiendo
las respuestas que obtenía, pronto averiguó que Lali se había marchado a América.
No fue fácil tomar la decisión de seguirla pero supuso que después de varios años
en ese país incivilizado, la muchacha estaría ansiosa por volver a Inglaterra.
América
era más grande de lo que había imaginado y había algunos puntos aislados de civilización,
pero la gente era repugnante. Nunca se atenían a su nivel social, todos se creían
miembros de la realeza.
Estaba
a punto de volver a Inglaterra cuando vio el pequeño artículo en un periódico. Cuando
regresó el hombre a quien contratara para ir a Scarlet Springs, describió a una
mujer muy parecida a Lali, aunque no parecía ser la muchacha ingenua que él
recordaba.
Por favor te lo pido de rodillas sube otroo porfaa dale di que si :)
ResponderEliminarLlego benjamin a verlaa!! me muerooooooooooo!!!
ResponderEliminarLamentablemente llego el dia menos esperado pero ni modo es lo k tenia k pasar.
ResponderEliminarEsa persona vino x ambicion en busca de dinero y sabe bien k de LALI lo puede obtener.
Bartolome tuvo el final k se merecia x todo el daño k le hizo a LALI.
MUY BUENOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
hayy diosss q se creee benjamin dios!! q boludooo
ResponderEliminarmasss noveee
y peter nunca la encontro!!??
mass noveee
anda que el susto que va a pillar Lali cuando vea a Benjamin... pero ya no es la misma y lo va a poner en su sitio
ResponderEliminarodio a Benjamin!! menos mal que lali es fuerte!! y se va a vengar de el!!! me encanta! voy a por el proximo!
ResponderEliminarbesos
faty***