CAPITULO 64

CAPITULO 64

-Peter estaba muy deseoso de que le gustara- dijo el Reverendo.

Lali: ¿Dónde la encontró? ¿Y cómo la trajo a Scarlet Springs?

-Eso, mi querida, lo sabe solamente el señor Lanzani. El simplemente me pidió que le entregara un regalo esta medianoche. Claro, cuando llegó el estuche y al ver que estaba abierto, mi esposa y yo... bueno, no resistimos la tentación de espiar qué era. Ahora  realmente debo irme. Buenas noches.

Lali apenas lo oyó. Cerró la puerta, distraída, y se recostó contra ella un momento, con la mirada fija en la elegante y espléndida rosa de cristal. Contuvo el aliento, temerosa de que se quebrara, y la colocó en el pequeño florero que había junto a su cama, junto a la primera rosa que le había enviado Peter. Al desvestirse, no apartó los ojos de ninguna de las dos rosas, y cuando se acostó, la luz de la luna parecía destacar cada rosa. Lali se durmió con una sonrisa.

Al día siguiente despertó tarde: ya eran las ocho. Echó un rápido vistazo a sus rosas y les dirigió a todas una radiante sonrisa. Se levantó y tomó su bata. Una de las mangas estaba torcida y, al enderezarla, cayó un papelito azul que decía: "Lali, ¿Queres casarte conmigo? Peter."

De prisa, lo guardó en su bolsillo, pensando que no había reparado en que las notas del día anterior estuvieran escritas en papel azul. Fue al cuarto de Jeniter y lo halló vacío. La niña a menudo se levantaba e iba a la cocina aun antes de que su madre despertara.

Sin dejar de sonreír, Lali volvió a su habitación para vestirse. Estaba segura de que Peter se presentaría ese día, que se arrodillaría ante ella y le rogaría que se casara con él.

Tal vez, sólo tal vez, ella aceptaría. Rió en voz alta. Dejó de reír cuando encontró otra nota azul dentro de su vestido. Vaciló apenas un momento, miró la nota con suspicacia y luego dio media vuelta y comenzó a registrar su guardarropa.

Había notas azules por todas partes: en sus zapatos, en sus vestidos, dentro de los cajones, en sus enaguas y camisolas, ¡incluso debajo de la almohada! ¿Cómo se atrevía?, pensó, poniéndose más furiosa con cada nota que encontraba. ¿Cómo se atrevía a invadir así su intimidad? Si no había sido Peter en persona, había contratado a alguien para que revisara todas sus cosas y colocara las notas. Pero ¿cuándo? Seguramente algunas habían sido puestas allí por la noche, porque incluso en el vestido que había usado el día anterior había tres notas.

Furiosa, salió de su habitación y fue directamente a su despacho. A primera vista, esa habitación no había sido tocada. Agradeció al cielo tener la costumbre de cerrarla con llave todas las noches.

Se sentó ante su escritorio y al principio no reparó en el hilo delgado que había sobre el secante de cuero. Luego, con suspicacia, lo siguió hasta el pie del escritorio, donde desaparecía. Se arrodilló y luego se tendió de espaldas. Sujeto a la parte inferior de su escritorio había un cartel con grandes letras que decía: "Lali, ¿Queres casarte conmigo? Peter."

Apretó los dientes, arrancó el cartel y estaba rompiéndolo en diminutos pedacitos cuando entró Cande con las manos llenas de papelitos azules.

Cande: Veo que también ha andado por aquí- dijo alegremente.

Lali: Esta vez ha llegado demasiado lejos. Esta es mi oficina privada y no tiene derecho a venir aquí sin invitación.

Cande: No quiero ponerte más nerviosa, pero ¿has mirado en tu caja fuerte?

Lali: ¡En mi...!- comenzó a exclamar, pero se detuvo. Lali era la única que tenía un juego de las tres llaves que se necesitaban para abrir la caja fuerte. El otro juego estaba guardado en la bóveda de un banco, a más de cien kilómetros de allí. Ni siquiera Cande abría jamás la caja fuerte del hotel, ni sabía cómo ni en qué orden se usaban las llaves, dejaba eso a cargo de Lali.

De prisa, Lali se dirigió a la caja fuerte e inició el largo proceso de apertura. Al abrir la última puerta, cayó una ancha cinta azul. Lali tiró de ella, furiosa y vio de inmediato lo que tenía escrito. No se molestó en leerla, simplemente metió la mano en la caja, sacó un puñado de cinta azul y la arrojó hacia el cesto de los papeles.

Lali: ¿Cómo lo supiste?- preguntó, mientras se ponía de pie. Cande parecía un poco nerviosa y sonrió ligeramente.

Cande: Ojalá estés lista para esto. Parece que ayer, mientras todo el pueblo estaba aquí y las tiendas estaban cerradas, alguien, o quizá fue un ejército de personas, colocó todas estas proposiciones azules por todo el pueblo. El médico encontró una en su maletín y cuatro en su consultorio. Will encontró seis en su almacén y...- hizo una pausa y ahogó una risita- El herrero encontró una cinta azul en la herradura de un caballo- Lali se sentó.

Lali: Continúa- suspiró.

Cande: Algunos lo tomaron bien, pero otros están bastante enfadados. El abogado encontró una en su caja fuerte, y está hablando de hacer una demanda. Pero, en general, todos líen y dicen que quieren conocer a ese Peter.

Lali: No quiero volver a verlo en mi vida- dijo con sentimiento.

Cande: No lo dices en serio- replicó, sonriendo- Tal vez tus notas sean todas iguales pero la mayoría de las otras son muy creativas. Hay poemas, algunas cosas de Shakespeare, y la señora Elisa, que toca el piano, recibió una canción entera que dice que es muy bonita. Está ansiosa por hacértela escuchar- Lali levantó la cabeza.

Lali: ¿Está ahí fuera?- Cande hizo una mueca.

Cande: Ahora todos se sienten involucrados, y la mayoría de ellos está afuera.

Lali: ¿Quién no está?- preguntó débilmente- La abuela de la señora Elisa, que tuvo un ataque el año pasado, y el señor Watts, que tenía que ordeñar, y...- se detuvo porque no recordaba que faltara alguien más- La hermana de la señora Brown está de visita, llegó ayer y se muere por conocerte. Ha traído también a sus seis hijos- Lali apoyó los brazos en el escritorio y hundió la cara en ellos.

Lali: ¿Se puede morir con sólo desearlo? ¿Cómo puedo enfrentarme a todas esas personas?- miró a Cande, con gran angustia- ¿Cómo pudo Peter hacerme esto?- Cande se arrodilló junto a su amiga y le acarició el cabello.

Cande: Lali, ¿no te das cuenta de que te quiere tanto que está dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de recuperarte? No sabes por todo lo que ha pasado desde que lo dejaste. ¿Sabías que al principio perdió 10 kilos? Fue un amigo suyo llamado Pablo quien lo convenció de que no renunciara a la vida.

Lali: ¿Peter te ha dicho todo eso?

 CONTINUARÁ...

@iamlaliter

regalito :)