CAPITULO 10
-¿Es
usted madeimoselle Lali?- preguntó una mujer morena, bonita y menuda- Yo soy
madame Rosa, y ellas son mis ayudantes. Hemos venido para ocuparnos de su guardarropa
para su viaje a América.
Lali
tardó varios minutos en comprender de qué se trataba todo aquello.
Aparentemente, Peter había contratado a madame Rosa, una inmigrante francesa y
ex modista de una de las damas de la reina María Antonieta, para que creara
todo un guardarropa para su cautiva. Al principio Lali se puso furiosa por la
presunción de Peter y simplemente se sentó en la cama con una mirada vacía pero
al ver la expresión perpleja de las mujeres comprendió que no podía descargar
su ira con ellas. Su disgusto era con Peter Lanzani, no con esas mujeres que
simplemente hacían su trabajo.
Lali:
Veré lo que han traído- dijo al fin, con fatiga, pensando en todas las otras
veces que le habían permitido elegir su ropa. Su tío le permitía usar solamente
vestidos rosas, azules o blancos, y sus únicos adornos eran los bordados que
realizaban ella y las criadas.
Con
una sonrisa de alegría, la diseñadora y sus ayudantes comenzaron a desplegar
muestras de géneros sobre la cama. Parecía haber una infinita variedad de
colores y texturas, la mayoría de los cuales Lali no había visto nunca. Había
una docena de colores de terciopelo, más de raso, lino, por lo menos seis tipos
de seda, con docenas de colores para cada una. Los géneros de lana ocupaban una
esquina de la cama y Lali se maravilló ante su variedad: casimires, tartanes,
una tela suave y de hebras largas que, según le informaron, era mohair. ¡Y las
muselinas! Parecía haber cientos de colores, rayados, pintados, estampados,
bordados, plisados. Con los ojos dilatados por el asombro, Lali miró a madame
Rosa.
-Además,
desde luego, están las guarniciones- dijo la mujer, e indicó a sus ayudantes que
acercaran esas muestras. Había plumas, cintas de raso y terciopelo, encajes
realizados a mano mezclados con sartas de diminutas perlas de cultivo, cordones
plateados, cuentas de azabache, Mores de seda, tules dorados e intrincados
alamares. Azorada, Lali estaba inmóvil, sin poder dejar de mirar todo aquel
colorido- Tal vez sea demasiado temprano para madeimoselle- sugirió madame Rosa-
Monsieur Peter dijo que debíamos organizarlo todo en un día para poder cortar
todos los modelos antes de su partida. He contratado a una mujer que viajará
con ustedes y se encargará de la costura, de modo que todo estará listo cuando
lleguen a América.
Cuando
su mente empezó a despejarse, Lali se preguntó si Peter sabría lo que estaba haciendo.
Dudaba que un norteamericano tuviera idea del costo de la ropa femenina. Su tío
Barto se había encargado de hacerle conocer los honorarios exorbitantes que
cobraban las modistas.
Lali:
¿Peter preguntó cuál sería el costo de la ropa?
-No,
señorita- respondió madame Rosa, sorprendida- Anoche vino a mi casa muy tarde.
Dijo que, según le habían informado, yo era la mejor modista de Liverpool y que
deseaba un guardarropa completo para una joven. No mencionó el precio pero me
dio la impresión de que Monsieur Peter no necesitaba preguntarlo.
Lali
abrió la boca, volvió a cerrarla y sonrió. ¡De modo que aquel colono robusto y pendenciero
pensaba que aún estaba en las selvas de América! Podría ser divertido jugar por
un día con géneros y adornos, fingir ordenar un extenso guardarropa y luego verle
la cara a Peter cuando recibiera una cuenta más alta que cualquier suma que
hubiese imaginado. Claro que ella pediría a las mujeres que le presentaran la
cuenta antes de empezar a cortar la ropa. No quería que salieran perdiendo
cuando Peter no pudiera pagarles.
Lali:
¿Por dónde empezamos?- preguntó con dulzura, divertida por la idea de vencer a aquel
jactancioso.
-Tal
vez por los vestidos de día- sugirió madame Rosa, al tiempo que levantaba las muestras
de muselina. Horas más tarde, Lali estaba muy entusiasmada con todo el proyecto.
Era una pena que no fuera a tener esos vestidos, pues había planeado un guardarropa
que sería la envidia de una princesa. Había vestidos de muselina de todos colores
y diseños, vestidos de baile de raso y terciopelo, vestidos de calle, un traje
de montar que causó gracia a Lali pues jamás había cabalgado y no tenía idea de
cómo se hacía, pañoletas, capas, abrigos largos y chaquetas cortas, además de
numerosos camisones, camisolas y enaguas con encaje. Cuando terminó, no quedaba
una sola tela sin usar y muy pocos colores. Les llevaron el almuerzo y Lali se
alegró de que terminara la sesión, pues comenzaba a fatigarla- Pero si apenas
empezamos, esta tarde vendrá el peletero con el sombrerero, el zapatero y el
confeccionista de guantes. Y habrá que tomar las medidas a madeimoselle para
todo.
Lali:
Por supuesto- suspiró- ¿Cómo pude olvidarlo?
Al
avanzar la tarde, ya nada la asombraba. El peletero le mostró pieles de marta,
armiño, chinchilla, castor, lince, zorro y cabra de angora, y Lali eligió los
forros, cuellos y puños para los abrigos que ya había escogido. El zapatero
tomó muestras de las telas a fin de teñir un par de zapatillas blandas y sin
tacón para cada atuendo, y describió las botas de paseo que le haría. El sombrerero
y madame Rosa coordinaron sombreros y vestidos, junto con los guantes.
Al
anochecer, empezaron a decaer las energías de todos, especialmente las de Lali.
Se sentía mal al pensar que tanto trabajo quedaría en nada porque ningún
americano podría pagar toda la ropa que ella había ordenado. Dio instrucciones
a madame Rosa de que todos enviaran sus cuentas a Peter antes de tomar siquiera
un par de tijeras, que antes de empezar debían tener el dinero en sus manos. La
modista sonrió con cortesía y afirmó que tendría la cuenta lista a primera hora
de la mañana.
Cuando
al fin quedó sola, Lali se desplomó sobre una silla, cansada por el largo día y
por su constante sentimiento de culpa. Durante todo el día había tenido
conciencia de que se trataba de un juego pero aquellas personas se enfadarían
mucho cuando se enteraran de que no recibirían paga alguna por todo su trabajo.
Cuando oyó los pasos sonoros de Peter en la escalera ya estaba bastante
deprimida... y todo por culpa de él. En cuanto abrió la puerta, Lali le arrojó
un zapato que le golpeó el hombro.
CONTINUARÁ…
ba atrasada a la del fotolog verdad
ResponderEliminarigual me regusta
mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee tambien leia tu nove en el flog :D
ResponderEliminarholaa!! soy del fotolog fanovelitas_arg sigo tu novela me encanta!! espero los demas! te sigo en twitter! mi twitter es @fanovelitas_arg
ResponderEliminarbesos
faty****
Hola soy del fotolog lali_pipu_noves me encanta tu nove !! Espero mas capitulos !!! Besossss
ResponderEliminarQué bueno que subís acá nove!! jaja Flog nos re jodió a todas las que teníamos novelas! :(
ResponderEliminarME ENCANTÓ EL CAPITULO!!! ^-^
Si podés pasate por el mío!!.. subí el primer capitulo de mi nove y me gustaría saber si te gustó!!...
ResponderEliminarTe espero
BESOS
JAJAJAJA ESA LALI ME HACE REIRR
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