CAPITULO 20

CAPITULO 20

Los ojos de Peter no se alteraron en absoluto. De hecho, su sonrisa pareció más cálida al extender la mano y estrechar la de Gastón.

Peter: Encantado de conocerlo, señor Dalmau. ¿Conoció a mi esposa en Inglaterra?

¡Con qué facilidad mentía!, pensó Lali ero había sido muy bueno al proteger así el honor de ella. Había pensado que Peter echaría a reír, como tantas otras veces.

Gas: No, acabamos de conocernos- respondió, mirándolos, viendo el brazo posesivo de Peter sobre los hombros pequeños de Lali, viendo a una refugiada y elegante dama inglesa en las garras de un trabajador medio salvaje y sin modales. Tenía muchos deseos de limpiarse la mano que había estrechado Peter. Si éste advirtió el leve rictus del labio superior de David, lo disimuló muy bien, y Lali estaba demasiado ocupada tratando de recobrar cierta dignidad al apartar la mano de Peter.

Peter: Tenía la esperanza de que la hubiera conocido antes- ignoró la mirada de Lali ante lo extrañó de aquellas palabras, casi como si no fueran ciertas- Tengo que volver al trabajo, amor- prosiguió, con una sonrisa- Quédate aquí arriba y no te acerques a la cubierta baja, ¿entendés?- sin esperar respuesta, se volvió hacia Dalmau- Confío en que puedo dejarla con usted- agregó, en tono cortés y formal, pero al mismo tiempo daba la impresión de estar riendo. Lali sintió muchas ganas de darle un puntapié.

De prisa, se volvió y bajó la escalera, y Lali se preguntó si estaría celoso. Tal vez a Peter le preocupaba no poder competir con un caballero como el señor Dalmau. El barco zarpó. Lali, demasiado entusiasmada para comer y demasiado curiosa para abandonar el alcázar siquiera un momento, no se percató de la palidez creciente de Gastón ni lo vio tragar constantemente. Cuando él se excusó, Lali  sonrió y permaneció donde estaba. Por encima de los hombres que izaban las velas, volaban bulliciosas gaviotas. El balanceo del barco le recordó que estaban a punto de emprender un viaje, que con ese

movimiento ella iniciaba una nueva vida.

Peter: Pareces feliz- observó a su lado. Lali no lo había oído subir la escalera.

Lali: Sí, lo estoy. ¿Qué hacen esos hombres? ¿A dónde llevan esa escalera? ¿Dónde están los demás pasajeros? ¿Sus camarotes son como el nuestro o tienen distintos colores?

Peter le sonrió y comenzó a contarle todo lo que podía sobre el barco. Era un bergantín de veinticuatro cañones, éstos eran necesarios para mantener alejados a los piratas. Los otros pasajeros iban en la cubierta baja, en medio del buque. No le habló de la poca ventilación que había en esa sección ni de las reglas estrictas que imponían el escaso movimiento de los pasajeros. Sólo a ellos dos y a Dalmau les era permitido andar por el barco a su antojo.

Le explicó por qué todos los barcos se pintaban en tonos ocre. Antes de la revolución norteamericana todos los barcos se limpiaban con aceite de linaza, que iba oscureciendo la madera con cada pasada. Cuanto más viejo era el barco, más oscuro estaba. Durante la guerra, los ingleses buscaban atacar a los barcos más oscuros, hasta que alguien decidió pintar todos los barcos del color de uno nuevo. Peter señaló varias áreas pintadas de rojo y explicó que casi todas las partes internas, especialmente aquellas cercanas a los cañones, estaban pintadas de ese color para que la tripulación se habituara a él y no fuera presa del pánico cuando, en una batalla, se viera rodeada por el rojo de la sangre.

Lali: ¿Dónde has aprendido todo eso?- preguntó con interés.

Peter: Algún día tendré que hablarte del tiempo que pasé en el ballenero pero ahora vayamos a comer algo. A menos, claro, que no quieras comer.

Lali: ¿Por qué no habría de querer comer? Ha pasado mucho tiempo desde el desayuno.

Peter: Temía que se te hubiera contagiado la indisposición de tu amigo. Si no me equivoco, todos los demás pasajeros están descompuestos.

Lali: ¿De veras? Peter, debo ver si puedo ayudarlos- Peter la tomó del brazo antes de que llegara a la escalera.

Peter: Podrás ayudarlos más tarde. Ahora vas a comer y a descansar. Has tenido un largo día- Tal vez Lali sí estaba cansada pero también estaba harta de las órdenes de Peter.

Lali: No tengo apetito, y puedo descansar más tarde. Iré a ayudar a los otros pasajeros.

Peter: Pues yo digo que me obedecerás, de modo que será mejor que te decidas- Lali lo miró furiosa, sin moverse. Peter se inclinó y le advirtió en voz baja- O haces lo que te digo o te llevo abajo por la fuerza delante de toda la tripulación.

La invadió una sensación de impotencia. ¿Cómo podía razonar con aquel hombre? ¿Cómo podía hacerle entender que para ella era importante sentirse útil? Cuando él dirigió una mano hacia el hombro de Lali, ésta giró sobre sus talones y de prisa, bajó la escalera y entró al camarote. Se sentó junto a la ventana y se esforzó por no llorar. No era fácil conservar sus sueños de llegar a ser una dama respetada cuando le daban órdenes como si fuera una criatura. Momentos después, Peter llegó con una bandeja cargada de comida. Preparó la mesa en silencio y luego fue a sentarse junto a Lali.

Peter: La cena está lista- trató de tomarla de la mano, pero ella la retiró- ¡Maldición!- exclamó, al tiempo que se ponía de pie de un salto- ¿Por qué te quedas ahí como si acabara de golpearte? Lo único que dije fue que no creía que debieras perder la cena y un poco de descanso para ayudar a personas que ni siquiera conoces.

Lali: ¡Conozco a Sarah!- replicó- Y no dijiste que me convenía descansar, dijiste que tenía que descansar. Tú jamás sugieres nada, siempre lo exiges todo. ¿Nunca se te ocurrió que tengo mente propia? Me tuviste prisionera en Inglaterra, ni siquiera me dejabas asomarme a la puerta, y ahora me tienes prisionera en este camarote. ¿Por qué no me atas a la cama o me encadenas a la mesa? ¿Por qué no admites lo que soy para ti?

CONTINUARÁ….

Mañana posteo diez más para completar todos los capitulos y nos ponemos al día con la novela.

@iamlaliter