jueves, 9 de febrero de 2012

CAPITULO 7




CAPITULO 7

Peter: Aun con tu inocencia deberías saber que yo te hago el amor, mientras que ellos simplemente te levantarían la falda y te harían lo que quisieran... uno tras otro.

Lali: ¡No tengo falda!- replicó- Lo único que tengo es un camisón muy estropeado- Peter sólo pudo levantar los brazos en gesto de exasperación.

Peter: Solo ves lo que queres ver, ¿no es así? Por eso considero que es mi deber protegerte de vos misma y de tus sueños color de rosa, además de los hombres que te harían daño.

Lali: ¡No tiene derecho! Por favor, déjeme salir de aquí- como si la muchacha no hubiera hablado, Peter se dirigió a la puerta y pidió a gritos la cena.

Peter: Te sentirás mejor cuando hayas comido- dijo y volvió a cerrar la puerta.

Lali: No tengo apetito- replicó con obstinación. Peter la tomó del mentón y la obligó a mirarlo.

Peter: Vas a comer aunque tenga que obligarte- ordenó, con una mirada dura, sin aquella suavidad que siempre había en sus ojos. Lali sólo pudo asentir- Ahora bien- prosiguió, nuevamente de buen humor-¿por qué no te pones uno de esos vestidos que te he traído? Eso te hará sentir mejor.

Lali: Pero usted tendrá que salir de la habitación- murmuró, algo asustada aun por la amenaza. Hasta entonces Peter no le había inspirado el mínimo temor. Peter levantó una ceja al oír la petición. La levantó de la cama y la depositó de pie en el suelo, desnuda.

Peter: No tenés nada que yo no haya visto y si no quieres que el posadero te vea así, será mejor que te vistas.

Al examinar la ropa que Peter le había llevado, Lali advirtió que no había ropa interior. Prefirió no pedírsela, y se puso el vestido de terciopelo. Acababa de abrochárselo cuando el posadero llamó a la puerta. El vestido era de talle alto, escotado y la parte delantera estaba adornada con gasa de seda.

Lali se miró al espejo que estaba frente a la cama y se alegró de que no fuera un vestido infantil. Su cabello suelto era una maraña de rizos desaliñados, tenía las mejillas encendidas, los ojos brillantes y todo eso se combinaba para dar la imagen de una mujer a quien acababan de hacerle el amor... y lo había disfrutado. La mirada apreciativa del posadero hizo que Peter casi lo echara.

Lali: ¿Por qué hizo eso?- preguntó sorprendida, preguntándose si Peter estaría celoso.

Peter: No quiero que se forme una idea equivocada- respondió, al tiempo que destapaba un plato de carne asada- Mañana tendré que volver a dejarte sola y si este hombre pensara que no me importas, podría enviar a alguien aquí. Lo último que quiero es una pelea o cualquier problema tan cerca de mi partida. Nada podrá evitar que me marche a casa. Ya he pasado demasiado tiempo en este maldito país.

Decepcionada, Lali se acomodó en la silla que él le ofreció. El aroma de la comida le hizo percatarse del tiempo que llevaba sin comer. Recordó con asombro que desde la cena con Benjamín y su tío no había vuelto a comer.

Peter: ¿Qué ocurre?- preguntó al ver su expresión.

Lali: Nada. Es sólo que...- levantó la cabeza- No me agrada ser prisionera, eso es todo.

Peter: No tenés que decírmelo si no lo deseas. Come tu cena antes de que se enfríe.

Durante la cena, Peter intentó varias veces hacerla hablar pero Lali se resistía por temor a revelar, sin quererlo, alguna pista acerca de su domicilio. Ya no podría volver a la vida que había conocido, después de lo que había sucedido esa noche, tal vez ya no se la considerara una dama. Pete la tomó de la mano y se inclinó hacia ella.

Peter: Es una pena que a las inglesas les enseñen que no deben disfrutar del sexo- dijo interpretando el ánimo de la muchacha- En América las mujeres no son tan inhibidas, les agradan sus hombres y no temen demostrarlo- Lali le dirigió su sumisa más dulce y falsa.

Lali: Entonces ¿por qué no vuelve a América y a sus mujeres?- Peter lanzó una carcajada que hizo resonar los platos y luego le dio un sonoro beso en la mejilla.

Peter: Ahora, pequeña, tengo trabajo que hacer, de modo que puedes ponerte cómoda en la cama y esperarme o...

Lali: O quizá marcharme.

Peter: Debo reconocer que sos persistente.


CONTINUARÁ…



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