CAPITULO 6
Peter:
A pesar de todas tus protestas, apuesto a que con un poco de entrenamiento,
llegarás a ser una muchacha muy lujuriosa.
Lali:
No, por favor- pidió, en un último intento de apartarlo pero Peter no le prestó
atención.
Con
destreza, le quitó lo que quedaba de ropa y comenzó a acariciarle el vientre
con un suave masaje, sus dedos jugaban con esa área sensible y la palma de su
mano le excitaba la piel. Mientras tanto, la besaba, utilizaba los dientes en
la curva de la oreja y con la lengua rozaba apenas el punto suave y palpitante
que se hallaba justo debajo del lóbulo. Lali le acarició los hombros y los
brazos, trazando con los dedos cada depresión que señalaba la unión de dos músculos.
La dureza del cuerpo de Peter era muy diferente de la suavidad del suyo, tan
débil en comparación con la fuerza de él. Se movió debajo de Lali y bajó los
brazos para acariciarle las costillas, para sentir cómo los músculos de su
espalda se contraían bajo su piel tibia y morena, y luego le acarició las
firmes caderas. Ese contacto le producía a la vez admiración y placer, y con
cada caricia su corazón parecía acelerarse y su respiración se volvía más
profunda agitada.
Peter:
Lali, dulce Lali- murmuró, con una voz que ella no sólo oyó sino también sintió
en el sitio en que se unían los pechos de ambos.
Cuando
Peter se apartó un poco, Lali le clavó los dedos en los brazos con fuerza.
Peter:
Sí, mi gatita ansiosa, sí.
La
penetró lentamente y con facilidad y aunque ella lo habría creído imposible, su
corazón se aceleró más aún. No había dolor: sólo algo que ella deseaba
inmensamente. Cuando se arqueó contra él con torpeza y en forma errática, Peter
se mantuvo apartado.
Peter:
Despacio, gatita, despacio- murmuró con una mano en la cadera de Lali, mientras
con el dedo acariciaba su ombligo.
Si
bien Lali no tenía idea de la intención de Peter, no tuvo más remedio que
obedecerle. A pesar de su poca experiencia, comprendió que él se estaba
conteniendo, tomando su tiempo para enseñarle en lugar de participar a ciegas.
Lenta y cuidadosamente, le enseñó a gozar, a tomar la iniciativa además de
seguirla.
Lali
tuvo la impresión de que su cuerpo estallaría, de que se volvía más y más
grande y que, cuando estallara, ella tal vez moriría. De pronto, Peter empezó a
moverse con más rapidez y su excitación se contagió a la muchacha. Lali se
arqueó contra él y fue como si muchos fuegos artificiales estallaran en su
interior, brillantes, ardientes, cegadores.
Peter
se desplomó sobre ella, fláccido y sudoroso. Lali se sentía agotada y débil,
pero maravillosamente bien, como si le hubiesen quitado un enorme peso de
encima. Le pareció haberse adormecido un instante y al despertar, su momento de
intimidad con aquel hombre que aún era un perfecto extraño le pareció un sueño.
Tendida allí, con un brazo de Peter sobre ella, imaginó cómo sería volver a ver
a Benjamín. Por supuesto, él ya estaría al tanto de sus andanzas con ese
americano, y estaría avergonzado de ella, quizá ni siquiera le dirigiría la
palabra. Se imaginó tratando de explicárselo, diciendo que se había resistido, pero
Benjamín sabría la verdad. El americano decía que sus ojos reflejaban todo lo que
pensaba. ¿Reflejarían también aquella nueva experiencia? ¿Acaso todo el mundo
vería en ella a una mujer deshonrada? A su lado, Peter se movió, se incorporó
sobre un codo y le sonrió.
Peter:
No me equivoqué- murmuró- Con un poco de entrenamiento...- Lali le apartó la
mano cuando él le acarició el cabello.
Lali:
¡No me toque! Ya me ha obligado a hacer demasiadas cosas.
Peter:
¿Volvemos a eso? Creí que esta vez verías la verdad.
Lali:
¡La verdad! ¡Claro que la veo! Sé que usted me retiene aquí contra mi voluntad
y que es un delincuente de la peor calaña- Peter suspiró, se levantó y empezó a
vestirse.
Peter:
Ya te he dicho por qué te retengo aquí- Se volvió hacia ella con rapidez- ¿Tienes
alguna idea de lo que quieren de vos esos hombres del puerto? Ellos buscan una
versión violenta de lo que acabamos de hacer.
Lali:
¿Y qué diferencia hay entre ellos y usted?
CONTINUARÁ…
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