CAPITULO 42

CAPITULO 42

Lali echó un vistazo a la densa arboleda que los rodeaba y se preguntó cómo alguien podía construir una casa allí pero en ese instante vio que los árboles desaparecían abruptamente a la izquierda. Había un largo muelle de madera con dos botes, ambos más grandes que aquél en que ellos iban y al acercarse, se divisaron muchos edificios. Había casas grandes y pequeñas, jardines, campos arados, peones por todas partes, caballos, carretas y en general, mucha actividad.

Lali: ¿Tu casa también está en este pueblo?- preguntó, mientras Peter maniobraba el bote hacia el muelle. Peter emitió una risita grave que la muchacha no entendió.

Peter: Esto no es un pueblo, es la plantación de Pablo.

Lali no recordaba haber oído esa palabra. Abrió la boca para hacer más preguntas pero la interrumpieron unas risas infantiles que atrajeron la atención de Peter. Con rapidez, él saltó fuera del bote y luego ayudó a Lali a desembarcar, justo a tiempo para levantar en brazos a dos de los niños más hermosos que ella hubiera visto.

-¡Tío Peter!- exclamaron, riendo, mientras él los hacía girar en sus brazos- ¿Nos has traído algo? El tío Pablo estaba preocupado por ti, ¿Cómo es Inglaterra? Mamá tuvo dos bebés en vez de uno y tenemos más cachorros.

Peter: Conque mamá, ¿eh?- dijo, riendo. El niño miró a su hermana con desdén.

-Se refiere a Rocio, a veces cuesta recordar que no es nuestra madre.

Siguiendo de cerca a los niños llegó un hombre alto y delgado, de cabello, pómulos salientes y una expresión de inmensa alegría.

Pablo: ¿Dónde demonios estabas?- preguntó, al tiempo que tendía la mano a Peter y luego lo abrazaba con gran efusividad.

Peter: ¡Me adelanté varias semanas y tú lo sabes muy bien!- respondió- Nadie fue a recibirme y tuve que dejar mi equipaje en depósito y alquilar este miserable bote.

Peter señaló hacia el bote con un gesto exagerado, con lo cual Pablo vio a Lali que estaba en silencio en el extremo del muelle pero antes de que el hombre pudiera hacer cualquier pregunta, Peter lanzó un largo suspiro.

Peter: Aquí está quien quería ver- comentó.

Se adelantó de prisa, tomó en sus brazos a una joven muy bonita y la abrazó efusivamente. Al instante, el otro hombre dejó de mirar a Lali y se volvió hacia los dos. Parecía tratar de dominar alguna emoción.

De inmediato, Peter condujo a la mujer hacia el muelle.

Peter: Quiero presentarte a alguien- decía.

La mujer era muy hermosa. Con una rápida mirada de evaluación, Lali vio que tenía un vestido de muselina púrpura, con músculos cintas verdes bajo el talle. ¡Y ella pensaba enseñar a las americanas cuál era la última moda! El vestido de aquella mujer podía lucirse en la corte real.

Peter: Te presento a mi esposa, Lali- dijo, mirándola con orgullo- Él es Pablo Martínez y ella, su esposa Rocio. Y estos bribones- agregó, sonriendo- son los sobrinos de Pablo, Alex y Mandy.

Lali: Mucho gusto- dijo, perpleja aún por aquellas personas. Distaban mucho de su idea respecto de los norteamericanos.

Rochi: ¿No queres pasar a la casa?- la invitó- Debes de estar fatigada, dudo que Peter te haya dejado descansar mucho.

Al oír eso, Peter bufo y Lali contuvo el aliento, esperando que no respondiera con una grosería. Lali se limitó a seguir a Rochi con docilidad y ésta sonrió.

Rochi: Es un poco agobiante, ¿verdad?- Lali miraba a su alrededor, tratando de entender en qué clase de lugar se hallaba.

Una mujer robusta y morocha se acercó a ellas a la carrera con la falda levantada bien por encima de los tobillos.

-¿Es Peter quien acaba de llegar?- gritó antes de estar junto al grupo.

Rochi: Sí y ella es su esposa, Lali. Lali, te presento a Janie Langston.

Janie: ¿Su esposa?- repitió sorprendida- ¡Lo hizo! Ese Peter es una maravilla. Dijo que iba a Inglaterra a buscar una esposa. Querida- dijo, apoyando la mano en el brazo de Lali- Te espera mucho trabajo siendo la esposa de Peter Lanzani. Espero que tengas el coraje suficiente para hacerle frente. Dicho eso, echó a correr hacia el muelle.

Lali: ¿Quién más vive aquí?- preguntó Lali a Rochi.

Rochi: Bastante gente, en realidad. Hay peones de campo, tejedores, los encargados de la granja, jardineros... en fin, toda la gente necesaria en una plantación.

Lali: Plantación...- murmuró aquella extraña palabra. Entraban ahora a una larga hilera de arbustos que ocultaban en parte los edificios- Peter dijo que ibas a tener un bebé y los niños dijeron algo acerca dé dos- Rochi esbozó una hermosa sonrisa.

Rochi: Parece que en la familia de Pablo abundan los mellizos, hace cuatro meses tuve un varón y una niña. Entremos y te los mostraré con gusto.

Delante de ellos apareció una enorme casa de ladrillos, aproximadamente del mismo tamaño que la casa Esposito. Lali deseó que su cara no reflejara su estupor. Claro que en América también había gente rica y claro que algunos tendrían mansiones. Era sólo que en Inglaterra la gente hablaba de que América era tan joven que no habían tenido tiempo de construir mucho. En el interior de la casa, las habitaciones eran sorprendentemente encantadoras, amplias con muebles tapizados en seda, empapelados pintados a mano, retratos en las paredes. Las mesas y los escritorios estaban adornados con llores recién cortadas.

Rochi: Pasemos a la sala, traeré a los niños.

Al quedar sola en aquella habitación, Lali se asombró más aún al apreciar su elegancia. Contra una pared había un escritorio con delicadas incrustaciones y sobre él, un espejo con marco de oro. En frente, había un armario alto con libros encuadernados en cuero.

Lali sólo había conocido la casa Esposito, que en comparación, resultaba fea y pobre. Allí todo resplandecía limpio y bien cuidado. No había yeso cascado, tapizados deshilachados ni superficies gastadas.

Lali apartó su atención de los muebles de la sala cuando entró Rochi con un bebé en cada brazo. Al principio, Lali no se atrevía a tomar en brazos a alguno de ellos pero Rochi la convenció de que podía hacerlo. En un momento, el niñito le sonreía y le respondía con sonidos y apenas se percató cuando Peter entró y se sentó a su lado en el sofá. Estaban solos en la habitación.

Peter: ¿Crees que nosotros también podamos tener dos juntos?- le preguntó, mientras tomaba la mano del bebé y dejaba que aferrara su dedo. La expresión de Peter al observar al bebé era de pura alegría.

Lali: Realmente deseas un hijo, ¿verdad?- observó.

Peter: Desde hace mucho tiempo- respondió con seriedad y luego agregó con su brusquedad habitual- Nunca tuve muchas ganas de casarme pero sí podría rodearme de hijos.

Lali frunció el ceño y pensó preguntarle por qué se había cargado con una esposa, pero conocía la respuesta. Peter quería al hijo que ella esperaba. Más adelante, ella le demostraría que servía para algo mas que criar hijos, juntos trabajarían para mejorar su granja. Quizá nunca llegara a ser tan bonita como la plantación Martinez pero algún día sería muy cómoda.

Pablo: ¿Qué te parece, Peter?- preguntó desde la puerta, con evidente orgullo. Mandy estaba a su lado, Alex tras él y un bebé en sus brazos. A Lali le pareció el más feliz de los hombres.

Peter: Pablo, ¿qué resultado te dieron esas vacas nuevas? ¿Se te enmoheció el heno del año pasado?

Dado que los tíos hombres parecían querer hablar de negocios y ambos estaban contentos con los bebés, Lali entregó a Peter el que tenía en brazos y se puso de pie. Peter no puso reparos para alzar al niño, a diferencia de Lali, que temía que se le cayera.

Lali: Creo que iré a buscar a Rocio- dijo y Pablo le indicó dónde estaba la cocina. Desde afuera, oyó decir a Pablo

Pablo: Es más bonita de lo que pensé que pudieras conseguir- a lo cual Peter sólo respondió con un bufido.

 CONTINUARÁ...

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