jueves, 9 de febrero de 2012

CAPITULO 9



CAPITULO 9

Lali: Frío, frío- respondió con aire presumido

Peter rió, porque los ojos de la muchacha le indicaron que no estaba tan lejos de la verdad pero la risa disimuló lo que realmente sentía. Lo enfurecía pensar que alguien pudiera arrojar a la calle a una muchachita pura, vestida sólo con su camisón. Tal vez podía haber ocurrido en un momento acalorado, pero ¿cómo era posible que dejaran pasar varios días sin buscarla?

Peter: Estaba pensando que, ya que no parece haber motivos para que te quedes en Inglaterra, quizá deberías venir conmigo a América.

Lali: ¡¿Qué?!- exclamó atónita- América está llena de salvajes y analfabetos que viven en cabañas de troncos. ¿Qué hay allá sino indios y animales horribles, para no mencionar el salvajismo de la gente? No, de ninguna manera iré a ese sitio tan primitivo- los ojos de Peter perdieron rápidamente el buen humor. Se puso de pie y se dirigió a ella.

Peter: ¡Maldita inglesa! Tengo que soportar eso todo el día con tus "caballerosos" compatriotas. Me rechazan porque no les gusta mi forma de hablar o mi ropa, o porque tenían algún pariente que murió en una guerra que ocurrió cuando yo era pequeño. Me estoy hartando de que me miren como si fuera algo sucio y no pienso tolerarlo en vos- Lali retrocedió y levantó una mano para protegerse- Ya me he contenido bastante contigo. De ahora en adelante, harás lo que te diga. Si dejara a una niña como tú sola aquí, cuando es obvio que no tienes un solo amigo en el mundo, no podría volver a dormir en paz. No pienso aburrirte hablando de cómo es América, dado que tienes ideas tan claras al respecto pero al menos, en mi país no expulsamos a las niñas sólo porque sean desobedientes. Cuando lleguemos podrás elegir qué hacer... algo más adecuado para una "dama" inglesa que convertirte en callejera, pues ésa sería tu única posibilidad si te quedaras aquí- la miró con furia- ¿Está claro?- sin darle tiempo a responder, se marchó con un portazo y echó llave a la puerta.

Lali: Sí, Peter- susurró en la habitación vacía.

Se alegró de que Peter se hubiese marchado pues le resultaba imposible pensar en su presencia. Al menos, si lograba enfurecerlo lo suficiente, tal vez no la obligaría a hacer esas cosas horribles en la cama y si lo provocaba, quizá la dejaría ir. Sonriendo, se sentó y comenzó a imaginar su fuga, lo estupendo que sería escapar de aquel americano rústico.

¡Qué idea!, pensó. ¡Llevarla a América! Se acomodó en la silla, se cubrió con una manta y empezó a fantasear sobre el lugar horrible que debía de ser América. Recordó lo que le había contado una criada cuyo hermano había viajado allá y regresado con historias espeluznantes, todas las cuales le habían sido relatadas a ella con lujo de detalles.

A medida que la vela se consumía y la habitación se sumía en la oscuridad, comenzó a mirar hacia la puerta, preguntándose cuándo volvería Peter. En un momento, ya avanzada la noche, dejó su silla, se acostó en la cama grande y fría, y acomodó las almohadas para recostarse contra ellas. No era lo mismo que recostarse contra su cuerpo grande y tibio pero al menos ayudaba.

Por la mañana tenía jaqueca y estaba de mal humor. La enfurecía el hecho de que el americano la hubiese dejado sola y desprotegida toda la noche, a merced de cualquiera que pudiera conseguir la llave cíe su habitación. En un momento él hablaba de lo mucho que iba a cuidarla y luego la abandonaba a su suerte.

Sus cavilaciones se interrumpieron cuando alguien llamó a la puerta y luego la abrió. Lali cruzó los brazos sobre el pecho y levantó la frente, preparándose para hacer saber a Peter que su abandono no la había afectado pero en lugar de la voz profunda de Peter oyó risas de mujeres. Lali se volvió y quedó boquiabierta al ver a tres mujeres que entraban cargando grandes libros y varios cestos.

-¿Es usted madeimoselle Lali?

CONTINUARÁ…



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