CAPITULO 42

CAPITULO 41

Giró la cabeza y vio que Peter se había sentado y se aferraba la rodilla.

Peter: ¡Mira esto! ¿Alguna vez habías visto una espina tan grande?

Lali se echó a reír con tantas ganas que creyó que se ahogaría. Peter se quitó la espina de la rodilla, la arrojó al suelo y miró a Lali con furia.

Peter: Me alegra servirte de diversión.

Lali: Peter- exclamó- ¡Eres tan, tan romántico!

Peter se puso serio por el sarcasmo de la muchacha y su boca se convirtió en una línea recta.

Peter: ¿Por qué te habría traído todas estas malditas flores si no fuera el alma del romanticismo?- preguntó con seriedad.

La pregunta, y especialmente la manera en que la había formulado hizo que Lali lanzara otra carcajada. Tardó varios minutos en comprender que estaba hiriendo los sentimientos de Peter. Tuvo que admitir que realmente lo había intentado. No era su culpa si no entendía que a menudo un ramillete de violetas es más romántico que una cantidad de flores suficiente para colmar una carreta. Ella había dicho que quería flores, y él se las había procurado. Peter tampoco tenía la culpa si una espina lo obligaba a interrumpir un encantador juego romántico. Se incorporó, apoyó una mano en el hombro de Peter y ahogó la risa.

Lali: Peter, las flores son preciosas. De veras me gustan mucho.

Al ver que él no respondía y que tenía los músculos del cuello rígidos, realmente lamentó haber reído. Peter había hecho todo aquello por complacerla y lo único que ella hacía era reír.

Lali: Apuesto a que puedo hacer que se te pase el enfado- susurró, mientras le mordisqueaba la oreja y con la lengua le acariciaba el lóbulo- Tal vez si te beso la rodilla herida, dejará de dolerte- murmuró, bajando con los labios por el brazo de Peter.

Peter: Tal vez- respondió con la voz muy profunda- Me gustaría probarlo.

Lali consciente de la manera en que Peter había tratado de complacerla, quería hacer lo propio. Lo empujo suavemente y descubrió que él era como cera en sus manos y le intrigó su expresión de curiosidad y placer. La fuerza de Peter rindiéndose a ella le causaba sensación de poder.

Comenzó por la rodilla y de allí, sus labios ascendieron, seguidos por sus manos, masajeándole la pierna y deleitándose con sus músculos. Cuando llegó al centro de su masculinidad, Peter gimió y susurró el nombre de la muchacha. Con un solo movimiento, la subió a la cama. Con los ojos oscuros y encendidos la atrajo a su lado y la penetró en un instante. No tenía la calma de siempre, era un hombre llevado al extremo de su tolerancia y cegado por el deseo.

Su violenta necesidad excitó a Lali, especialmente porque sabía que ella la había provocado. Levantó su cuerpo bajo el de él y la penetró con fuerza, tirando de ella, empujándola, poseyéndola.

Cuando al fin la furia acabó con una intensa explosión, Lali quedó débil por la furiosa tempestad que desataban al hacer el amor. Agotados, se durmieron el uno en brazos del otro.

Peter: ¡Levántate!- ordenó- Si no nos ponemos en camino, nunca llegaremos a casa de Pablo

Sin ningún comentario, se apartó el cabello de los ojos y quitó un pétalo de tulipán que se le había adherido a la mejilla. Como estaba allí, sentada desnuda en medio de todas aquellas flores aplastadas, con las mejillas encendidas y los ojos adormilados, no podía parecer más que un hada tentadora. Peter la miró en el espejo. Su mirada la hizo sonreír y amenazar reclinarse nuevamente en la cama.

Peter: No, no te atrevas- le advirtió, con una expresión amenazadora- Si no te levantas ahora mismo, me encargaré de que en mi casa tengamos dormitorios separados.

La absurda amenaza la hizo reír pero de todas formas se levantó y empezó a lavarse. Se sentía tan bien que no podía hacer nada de prisa. Sin embargo, Peter, en lugar de ayudarla a vestirse, se mantenía a un lado, esperándola con impaciencia.

Cuando al fin estuvo lista, la llevó casi a rastras a la planta baja y a una mesa donde los esperaba un abundante desayuno. Peter atacó la comida como si estuviera a punto de morir de hambre, rezongando por lo bajo porque ya no comía con regularidad y porque ella estaba consumiéndolo en la flor de la vida, pero sus ojos brillaban con diversión.

En un momento, se cargaron los baúles al bote y se pusieron en marcha por el río hacia el hogar de Peter y Lali empezó a acosarlo con preguntas. Antes se había resistido tanto a ese viaje que no había pensado mucho en dónde vivía Peter.

Lali: ¿Tu granja es muy grande? ¿Tú mismo aras el campo o tienes empleados? ¿Tu casa es tan bonita como la del juez y Martha?- Peter la miró un momento, perplejo y sonrió.

Peter: Mi... en... granja es bastante extensa y tengo algunos empleados pero a veces aro los campos yo mismo. Y creo que mi casa es... bonita, pero tal vez me lo parezca porque es mía.

Lali: Y la construiste con tus propias manos- agregó, con aire soñador y una mano colgando a ras del agua.

Tal vez en un país como aquél, su falta de experiencia en el manejo de una casa no resultara tan desastrosa. Benjamin había dicho que sabía que ella no podría manejar su propiedad y Lali estaba segura de que no se equivocaba pero con una casa pequeña como la de Peter, tal vez de una o dos habitaciones, podría arreglárselas.

La creciente tibieza del sol y sus pensamientos agradables pronto la adormecieron. Bastante más tarde, despertó sobresaltada al oír un disparo por encima de su cabeza. Estuvo a punto de caer al agua por el susto, al levantar la vista, vio a Peter con una pistola humeante levantada hacia el cielo.

Peter: ¿Te desperté?- preguntó.

Por el entusiasmo que había en su rostro, Lali supo que algo estaba por suceder y no respondió aquella pregunta tonta. Se desperezó y miró a su alrededor mientras Peter volvía a cargar la pistola pero no vio más que el.

Peter: Estamos cerca de la casa de Pablo- explicó y volvió a disparar al aire.

CONTINUARÁ...

Gracias a las que firmaron, si leen porfa firmen

No puedo twitter, no se porque mi notebook esta re loca.

Bueno mañana otro capitulo :)

Pronto se viene un giro a la historia.


@iamlaliter