CAPITULO 19
Los
modales formales del joven fueron un alivio después de la suspensión en los
últimos días, de todo lo que se pareciera a la cortesía.
Lali:
Si, seremos vecinos- respondió con una sonrisa- de modo que tal vez podamos hacer
una excepción y suspender las formalidades.
-Entonces
permítame presentarme. Soy Gastón Dalmau
Lali:
Y yo soy Mariana Esp... Lanzani- dijo a su vez, no quería revelar su verdadera identidad
ni hacer saber a aquel hombre la verdad de su relación con Peter, con
gentileza, él estrechó su mano y luego la invitó a acompañarlo a cubierta.
Gas: Creo
que aún están cargando. Tal vez resulte divertido ver a esos americanos en
grupo, aunque debo confesar que a veces me cuesta entender su lenguaje.
Sobre
la cubierta brillaba un sol cálido y a Lali se le contagió el entusiasmo de la
gente que pasaba a su alrededor. Emergieron en la base del alcázar, una
cubierta parcial agregada en la proa del barco. Pronto comprendieron que
estorbaban el paso, de modo que subieron al alcázar. Desde allí tenía una buena
vista de las actividades en el resto del barco y en el muelle. Allí también Lali
pudo ver mejor a Gastón Dalmau.
Era
un hombre menudo, de rostro claro y cabello corto. Su ropa era de buena lana,
su corbatín, perfectamente blanco, y sus pequeños pies estaban enfundados en
zapatillas de cuero blando. Era la clase de caballero que ella siempre había
conocido, con manos hechas para las teclas de un piano o para jugar con una
copa de brandy. Al mirar sus dedos largos y finos, Lali pensó con disgusto que
un hombre tosco como Peter tal vez tocaría dos teclas juntas con uno solo de sus
grandes dedos. Sin embargo, tuvo que admitir que aquellos dedos anchos a veces tocaban
los acordes correctos. Sus labios se curvaron en una sonrisa secreta y apartó
la vista de Gastón, que estaba explicándole por qué se dirigía a un lugar tan
salvaje como América, y buscó con la mirada a Peter.
Gas: No
puedo decirle lo mucho que me alegra viajar con una dama inglesa, cuando mi
padre me sugirió que fuera a ocuparme de sus posesiones en aquel país incivilizado,
la idea me horrorizó. He oído muchas historias sobre ese lugar y como si eso no
bastara, el solo hecho de conocer a un americano puede poner a uno en contra de
ese país. ¡Mire eso!- exclamó- Es justo a lo que me refería.
Debajo
de ellos, dos marineros dejaron caer las cargas que llevaban hacia el centro de
la cubierta, donde otro hombre las llevaba abajo, y empezaron a empujarse. En
un instante, uno de ellos envió un puñetazo a la mandíbula del otro y erró,
pero antes de que pudiera volver a intentarlo el segundo hombre le dio en la
nariz. AI instante empezó a sangrar, y el hombre herido empezó a lanzar
puñetazos al aire. Como salido de la nada, apareció Peter, que apresó a los dos
hombres mucho más pequeños que él por el cuello de sus camisas y los levantó de
la cubierta. No les costó oír lo que decía Peter a los marineros acerca de su conducta
y lo que prometió hacer si le causaban más problemas. Los sacudió como si fueran
cachorros, los echó a un lado, les dijo que se limpiaran y volvieran a
trabajar, y llevó la carga de ambos al marinero que esperaba.
Gas: Eso
es un ejemplo de lo que yo decía, esos americanos no tienen disciplina. Este es
un barco inglés con un capitán inglés y sin embargo ese... ese rústico
americano piensa que tiene todo el derecho de imponer su voluntad sobre la
tripulación. Además, no habría que dejar ir a esos hombres así como así. Habría
que castigarlos por su mala conducta y que sirva de ejemplo. Todo capitán sabe
que la única manera de detener la insubordinación es hacerlo al comienzo mismo.
Lali
estaba de acuerdo con él, por supuesto. Su tío había dicho lo mismo muchas
veces, pero la forma en que Peter había manejado a los dos hombres le parecía
eficaz y sensata. Frunció el ceño, confundida por sus pensamientos,
preguntándose quién estaría en lo cierto. Con la mente ocupada en otras cosas,
al principio no vio a Peter, que le hacía señas.
Gas: Creo
que ese hombre trata de llamar su atención- observó, entre disgustado e incrédulo. Tratando de mostrarse sofisticada,
Lali respondió a Peter con una amable seña antes de apartar la vista. No tenía
deseos de ofrecer un espectáculo como el que acababa de hacer él- Parece que no
quedó satisfecho- dijo con curiosidad- Viene hacia aquí, tal vez deba llamar al
capitán.
Lali:
¡No!- exclamó, al tiempo que volvía la mirada hacia Peter y sonreía a pesar de sí
misma.
Peter:
¿Me has extrañado?- le preguntó, riendo, la levantó en sus brazos y la hizo dar
una vuelta en el aire.
Lali:
¡Bájame!- exclamó, enojada, pero su voz no alcanzó a borrar el placer de su cara-
Hueles como un jardinero.
Peter:
¿Y cómo sabes vos cómo huele un jardinero?- bromeó
Desde
atrás, Gastón se aclaró la garganta ruidosamente. Lali se ruborizó y logró apartarse
de Peter.
Lali:
Señor Dalmau, le presento a Peter Lanzani- miró a Peter con expresión de súplica-
Mi... esposo- agregó en un susurro.
CONTINUARÁ…
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