CAPITULO 16
Peter
no tardó en complacerla, pues él mismo estaba a punto de estallar. Lo había fascinado
la pura sensualidad del acto amoroso entre ambos y la belleza del cuerpo joven
y esbelto cuerpo de Lali. La penetró lenta, muy lentamente, sin renunciar a la
calidad gentil y etérea del placer de ambos.
Lali
había aprendido lo suficiente para saber cómo prolongar el movimiento y siguió
la iniciativa de Peter como si fueran dos cuerpos celestiales en una unión que
duraría toda la eternidad. Sin embargo, no pudo contenerse mucho tiempo pronto empezó
a respirar con más rapidez y a clavar las manos en la piel de Peter. En pocos
segundos, la suavidad se convirtió en ferocidad y la avidez de ambos fue
pareja.
Cuando
al fin llegaron a la cumbre de su pasión, Lali gritó y sintió que se le
llenaban los ojos de lágrimas por la violencia de su desahogo. Durante algunos
minutos permaneció inmóvil, flotando en un mar de nada, saciada y feliz,
relajada y profundamente calmada. Lentamente, Peter se apartó, se incorporó
sobre un codo, apoyó la cabeza en la mano y la miró. Sus ojos verdes estaban
oscuros y Lali advirtió lo espesas que eran sus cortas pestañas.
¿Quién
es este hombre?, se preguntó. ¿Quién es este hombre que hace que mi cuerpo
cante con una música celestial? El no dijo una sola palabra pero Lali sintió
que lo estaba mirando por primera vez. La tenía prisionera y sin embargo, la
cuidaba, actuaba como si la valorara, e incluso algunas veces parecía tener
remordimientos por tenerla en cautiverio. ¿Qué clase de hombre podría ser tan
gentil y tan fuerte al mismo tiempo?
Al
observarlo, pensó en lo poco que sabía de él. ¿Qué pensaba? ¿Quiénes eran las
personas que amaba y que lo amaban? Llevó una mano al rostro de Peter y le
acarició la mejilla. ¿Podía aquel hombre, que parecía pensar que el mundo era
suyo, llegar a amar? ¿Podría una simple mujer llegar a hacer de él un esclavo,
a tener en sus manos aquel corazón fuerte y palpitante? Lali llevó la mano
hasta el pecho desnudo de Peter, sintió su corazón bajo su mano, pasó los dedos
por entre el vello del pecho y luego por impulso, dio un fuerte tirón.
Peter:
No hagas eso, diablilla- gruñó, y luego le besó los dedos- Esperaba que
estuvieras más agradecida después de la forma en que te hice gozar.
Lali:
¡Agradecida!- exclamó conteniendo una sonrisa- ¿Desde cuándo una esclava agradece
a su amo?
Peter
rehusó morder el anzuelo simplemente gruñó y la atrajo hacia sí. No pareció importarle
que ella estuviera incómoda. Lali empezó a protestar diciendo que no podría
dormir en esa posición, pero las palabras se desvanecieron antes de terminar.
Se sentía como una enredadera enroscada sobre el tronco de un gran roble,
relajada, cayó en un profundo sueño.
La
sensación lánguida y felina de Lali desapareció con una rapidez asombrosa a la
mañana siguiente, cuando Peter la sacó de la cama con rudeza y le arrojó un
puñado de agua fría en la cara. Lali trató de tomar aliento y al fin logró
abrir los ojos justo a tiempo para ver una toalla que Peter le arrojaba.
Peter:
Vestite- le ordenó por encima del hombro mientras amontonaba la ropa de ambos
en el baúl ya demasiado lleno. Al ver que estrujaba su vestido de terciopelo ya
mutilado, Lali se lanzó sobre él.
Lali:
¡Basta! No permitiré que trate así mi hermoso vestido- dijo, al tiempo que se
lo quitaba y lo alisaba con amor. Peter la miró con interés.
Peter:
Está roto ¿De qué sirve sino como trapo?
Lali:
Se puede arreglar- respondió mientras doblaba el vestido con cuidado- Sé remendar
muy bien mi ropa y además, el terciopelo disimulará el remiendo.
Peter:
¿Desde cuándo las damas ricas inglesas tienen que remendar su ropa?
Lali:
Yo nunca he dicho que fuese rica- replicó con una sonrisa presumida.
Peter:
El dinero debe de tener algo que ver, si no, no te habrían echado de una oreja-
con los ojos brillantes, le acarició las nalgas desnudas- ¿O debería decir que
te echaron de un puntapié en ese bonito trasero?- antes de que Lali pudiese
darle la respuesta furiosa que merecía, le dio una palmada Ahora vestite antes
de que terminemos otra vez en la cama y el barco zarpe sin nosotros- pensativa,
Lali comenzó a vestirse, luego, por impulso, se volvió hacia él.
Lali:
¿De veras cree que yo podría tentarlo a... a hacer algo?
CONTINUARÁ…
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