viernes, 10 de febrero de 2012

CAPITULO 16




CAPITULO 16 

Peter no tardó en complacerla, pues él mismo estaba a punto de estallar. Lo había fascinado la pura sensualidad del acto amoroso entre ambos y la belleza del cuerpo joven y esbelto cuerpo de Lali. La penetró lenta, muy lentamente, sin renunciar a la calidad gentil y etérea del placer de ambos.

Lali había aprendido lo suficiente para saber cómo prolongar el movimiento y siguió la iniciativa de Peter como si fueran dos cuerpos celestiales en una unión que duraría toda la eternidad. Sin embargo, no pudo contenerse mucho tiempo pronto empezó a respirar con más rapidez y a clavar las manos en la piel de Peter. En pocos segundos, la suavidad se convirtió en ferocidad y la avidez de ambos fue pareja.

Cuando al fin llegaron a la cumbre de su pasión, Lali gritó y sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas por la violencia de su desahogo. Durante algunos minutos permaneció inmóvil, flotando en un mar de nada, saciada y feliz, relajada y profundamente calmada. Lentamente, Peter se apartó, se incorporó sobre un codo, apoyó la cabeza en la mano y la miró. Sus ojos verdes estaban oscuros y Lali advirtió lo espesas que eran sus cortas pestañas.

¿Quién es este hombre?, se preguntó. ¿Quién es este hombre que hace que mi cuerpo cante con una música celestial? El no dijo una sola palabra pero Lali sintió que lo estaba mirando por primera vez. La tenía prisionera y sin embargo, la cuidaba, actuaba como si la valorara, e incluso algunas veces parecía tener remordimientos por tenerla en cautiverio. ¿Qué clase de hombre podría ser tan gentil y tan fuerte al mismo tiempo?

Al observarlo, pensó en lo poco que sabía de él. ¿Qué pensaba? ¿Quiénes eran las personas que amaba y que lo amaban? Llevó una mano al rostro de Peter y le acarició la mejilla. ¿Podía aquel hombre, que parecía pensar que el mundo era suyo, llegar a amar? ¿Podría una simple mujer llegar a hacer de él un esclavo, a tener en sus manos aquel corazón fuerte y palpitante? Lali llevó la mano hasta el pecho desnudo de Peter, sintió su corazón bajo su mano, pasó los dedos por entre el vello del pecho y luego por impulso, dio un fuerte tirón.

Peter: No hagas eso, diablilla- gruñó, y luego le besó los dedos- Esperaba que estuvieras más agradecida después de la forma en que te hice gozar.

Lali: ¡Agradecida!- exclamó conteniendo una sonrisa- ¿Desde cuándo una esclava agradece a su amo?

Peter rehusó morder el anzuelo simplemente gruñó y la atrajo hacia sí. No pareció importarle que ella estuviera incómoda. Lali empezó a protestar diciendo que no podría dormir en esa posición, pero las palabras se desvanecieron antes de terminar. Se sentía como una enredadera enroscada sobre el tronco de un gran roble, relajada, cayó en un profundo sueño.

La sensación lánguida y felina de Lali desapareció con una rapidez asombrosa a la mañana siguiente, cuando Peter la sacó de la cama con rudeza y le arrojó un puñado de agua fría en la cara. Lali trató de tomar aliento y al fin logró abrir los ojos justo a tiempo para ver una toalla que Peter le arrojaba.

Peter: Vestite- le ordenó por encima del hombro mientras amontonaba la ropa de ambos en el baúl ya demasiado lleno. Al ver que estrujaba su vestido de terciopelo ya mutilado, Lali se lanzó sobre él.

Lali: ¡Basta! No permitiré que trate así mi hermoso vestido- dijo, al tiempo que se lo quitaba y lo alisaba con amor. Peter la miró con interés.

Peter: Está roto ¿De qué sirve sino como trapo?

Lali: Se puede arreglar- respondió mientras doblaba el vestido con cuidado- Sé remendar muy bien mi ropa y además, el terciopelo disimulará el remiendo.

Peter: ¿Desde cuándo las damas ricas inglesas tienen que remendar su ropa?

Lali: Yo nunca he dicho que fuese rica- replicó con una sonrisa presumida.

Peter: El dinero debe de tener algo que ver, si no, no te habrían echado de una oreja- con los ojos brillantes, le acarició las nalgas desnudas- ¿O debería decir que te echaron de un puntapié en ese bonito trasero?- antes de que Lali pudiese darle la respuesta furiosa que merecía, le dio una palmada Ahora vestite antes de que terminemos otra vez en la cama y el barco zarpe sin nosotros- pensativa, Lali comenzó a vestirse, luego, por impulso, se volvió hacia él.

Lali: ¿De veras cree que yo podría tentarlo a... a hacer algo?

CONTINUARÁ…

No hay comentarios:

Publicar un comentario