CAPITULO 27
Lali:
¿Debo aceptar ese insulto sin una palabra? El hecho de que me obligues a
mantener esta relación indecente no significa que otro hombre también pueda
hacerlo, ni que yo lo intente. Peter se apartó de ella, se quitó la camisa y
empezó a lavarse.
Peter:
Es bueno saber que ese cachorro no ha tratado de tomar lo que es mío. No es que
pudiera hacerlo, claro pero me gusta estar seguro.
Lali:
¡Eres insufrible! ¡Y no soy tuya!- Peter se limitó a sonreír con confianza.
Peter:
¿Quieres que te demuestre que sos mía?
Lali:
No te pertenezco- replicó, retrocediendo- Sé cuidarme sola.
Peter:
Mmm... - sonrió y se le acercó. Con sensualidad, comenzó a recorrer con un dedo
el brazo de Lali y al ver vacilar la mirada firme de la muchacha, entrecerró
los ojos- ¿Acaso ese chico puede hacerte estremecer con un solo dedo?- Lali se
apartó.
Lali:
Gastón es un caballero. Hablamos de música y de libros, cosas de las que tú no
sabes nada. Su familia es una de las más antiguas de Inglaterra y yo disfruto
con su compañía- Enderezó los hombros- Y no permitiré que tus celos arruinen mi
amistad con él.
Peter:
¿Celos?- rió- Si tuviera celos, sería de alguien que tuviera algo más que ese imberbe-
se puso serio- Pero creo que el muchacho empieza a mirarte con otros ojos y pienso
que no deberías verlo tanto.
Lali:
¿Qué no debería...? ¿Acaso no hay parte de mi vida que no trates de controlar?-
se calmó y prosiguió- Soy una mujer libre y cuando llegue a América pienso
hacer uso de mi libertad. Estoy segura de que Gastón es la clase de hombre que
querría casarse y no trataría de... esclavizar a una mujer- con calma, Peter
apoyó una mano en el hombro de Lali.
Peter:
¿Realmente te gustaría cambiarme por un chico y un anillo de oro?- se inclinó
para besarla pero ella se apartó.
Lali:
Tal vez me gustaría intentarlo- murmuró- Los hombres no pueden ser tan
diferentes. Si Gastón me amara, quizá podríamos ser compatibles en la cama
matrimonial- Peter la aferró por los hombros con brutalidad.
Peter:
Si ese chico llega a tocarte, le romperé todos los huesos... y en tu presencia.
Le
dio un empellón y se marchó de un portazo. Lali pasó la noche sola. Se resistía
a admitir cuánto extrañaba a Peter, lo sola que se sentía sin sus brazos.
Durante toda la noche dio vueltas en la cama, tratando de no llorar, tratando
de no tener miedo. Por la mañana tenía ojeras y por primera vez, Sarah no le
hizo preguntas. Ambas se pusieron a coser en silencio. Cerca de la caída del
sol, Gastón llamó a la puerta y preguntó si Lali desearía caminar con él.
En
cubierta, Lali parecía incapaz de ver otra cosa que a Peter y éste nunca la
miraba. La enfurecía que Peter la ignorara, y en consecuencia volcó toda su
atención hacia Gastón, que se quejaba de la duración del viaje y de la comida.
Al ver que la mirada de Lali pasaba del desinterés a la adoración, dejó de
hablar y la miró.
Gas: Hoy
estás más encantadora que nunca- susurró- El sol arranca a tu cabello un tono
castaño rojizo- justo en ese momento Peter pasaba cerca de ellos, con un gran
trozo de vela sobre el hombro.
Lali:
Gracias, Gas- dijo en voz demasiado alta- Tus cumplidos hacen que una mujer se
sienta como una reina. No recuerdo haberme sentido tan halagada.
Si la
oyó, Peter no se inmutó, pasó a su lado sin siquiera aminorar el paso. Esa
noche volvió a estar sola. Ansiaba demostrar a Peter que no le importaba su abandono.
Quería probarle que podía hacer cosas por propia cuenta. Por eso, en el transcurso
de los días, comenzó a flirtear con Gastón más y más abiertamente, siempre cuando
Peter estaba cerca.
AI
caer la noche del tercer día, Gastón la acompañó a su camarote y en lugar de la
despedida amistosa de siempre, la tomó en sus brazos con ferocidad.
Gas:
Lali- le susurró al oído- debes saber que te amo. Te amé desde el principio,
pero paso todas las noches solo mientras ese... ese animal tiene derecho a
tocarte. Lali, mi amor, dime que sientes lo mismo por mí- con gran sorpresa,
Lali descubrió que el abrazo y los besos de Gastón le resultaban repulsivos. Lo
empujó, tratando de liberarse.
Lali:
¡Soy una mujer casada!- protestó.
Gas: Casada
con un hombre que no es digno de besar el dobladillo de tu vestido. Mantendremos
nuestro amor en secreto hasta que lleguemos y entonces haremos anular tu matrimonio.
No puedes pasar toda tu vida con ese marinero pobre. Ven conmigo y te construiré
una casa como nunca se ha visto en ese atrasado país.
Lali:
¡Gastón!- insistió, forcejeando- ¡Suéltame ahora mismo!
Gas: No,
mi amor. Si tú no tienes el coraje de decírselo, lo haré yo.
Lali:
¡No, por favor, no!
De
pronto comprendió que Peter estaba en lo cierto. Ella no quería a Gastón y lo
había usado para causarle celos. Gastón la obligó a mirarlo y le cubrió la cara
de besos calientes, húmedos y sofocantes, mientras Lali se retorcía tratando de
huir. En un abrir y cerrar de ojos, Gastón pareció volar por el aire. Atónita e
incrédula, Lali observó cómo el puño de Peter daba de lleno en la cara de Gastón
y lo aplastaba contra la pared. Gastón cayó al suelo, inconsciente y Peter
volvió a levantar el puño. De un salto, Lali lo aferró del brazo y se colgó de
él.
Lali:
¡No!- gritó- ¡Vas a matarlo!- el rostro de Peter era una distorsión de su
semblante habitual. Tenía los ojos enardecidos, negros de furia, y la boca en
un rictus de ira. Lali se apartó con temor.
Peter:
¿Conseguiste lo que buscabas?- gruñó, con el ceño fruncido.
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